La sonda Europa Clipper de la NASA, concebida para estudiar la habitabilidad de la luna Europa de Júpiter, ha aprovechado una alineación favorable para observar el cometa interestelar 3I/ATLAS. El registro se hizo el 6 de noviembre mediante el instrumento Europa Ultraviolet Spectrograph (Europa-UVS), desde una distancia aproximada de 102 millones de millas (164 millones de kilómetros) y a lo largo de siete horasde toma de datos.
La NASA explica que el objetivo no era “buscar alienígenas” en el cometa, sino explotar una oportunidad rara para “leer” su coma (la nube de gas y polvo que envuelve el núcleo) con la misma tecnología que, más adelante, analizará la tenue atmósfera de Europa y posibles penachos. En otras palabras, un instrumento calibrado para una luna helada se pone a prueba con un visitante que llega de fuera del Sistema Solar.
El interés científico va más allá de la imagen. La agencia explica que los datos ultravioleta ayudarán a estimar la composición y la distribución de elementos en la coma, un tipo de información especialmente valiosa cuando el objeto observado es, por definición, irrepetible en escalas humanas. 3I/ATLAS atraviesa el Sistema Solar en una trayectoria hiperbólica (no queda ligado gravitatoriamente al Sol) y, tras este paso, continuará hacia el espacio interestelar.
3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar confirmado que se observa cruzando nuestro vecindario cósmico, después de ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). La NASA remarca que estos cuerpos son relevantes porque pueden aportar pistas sobre la composición de otros sistemas planetarios, precisamente por sus diferencias respecto a cometas formados y “criados” alrededor del Sol.
En lo inmediato, la agencia insiste en una idea clave para el público general. No hay peligro para la Tierra. En su punto más cercano, el cometa se mantendrá a unos 170 millones de millas (270 millones de kilómetros), cerca de 1,8 unidades astronómicas, y ese máximo acercamiento se sitúa el 19 de diciembre de 2025.
Europa Clipper, lanzada en octubre de 2024, no llegará al sistema de Júpiter hasta abril de 2030. Su prioridad seguirá siendo Europa, pero este episodio ilustra cómo las misiones espaciales, cuando la geometría lo permite, pueden “doblar” su agenda científica para capturar fenómenos que pasan una sola vez.












