El aire acondicionado está a punto de cambiar para siempre, aunque muchos pronostican que va a desaparecer de una vez por todas. En este caso, no se trata de una nueva política de la Unión Europea —aunque tampoco nos extrañaría, y a ti tampoco—. La clave está en el nuevo aislante que proviene de un ser vivo y duplicará la eficiencia en los edificios (como este magnético que va a jubilar a los azulejos).
El lado oculto del aire acondicionado: ni eficiente, ni ecológico, ni rentable
La dependencia del aire acondicionado contribuye significativamente al cambio climático y representa un gasto energético considerable. El uso masivo de estos sistemas aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y agrava el calentamiento global (por si no fuera ya de por sí un problema poco complejo).
Además, estudios demuestran que el uso excesivo de aire acondicionado puede aumentar la temperatura en áreas urbanas. Ante este panorama, urge encontrar alternativas más sostenibles y eficientes para mantener cómodos nuestros espacios habitables. Vamos, el autoconsumo que tanto se está hundiendo.
El impacto ambiental del aire acondicionado va más allá de las emisiones de dióxido de carbono. El uso de refrigerantes como los hidrofluorocarbonos (HFC) contribuye al agotamiento de nuestra capa de ozono (que bastante perjudicada había quedado por la explosión del volcán de Tonga, lo que aceleró el problema).
Un nuevo aislante que proviene de seres vivos y revestirá los edificios del futuro
El proyecto Build-Limonene, liderado por el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), busca desarrollar materiales de construcción innovadores a partir de pieles de naranja. Estos nuevos materiales serán más eficientes energéticamente que los convencionales.
Por su parte, ofrece una alternativa sostenible y biodegradable para el aislamiento térmico de edificios. Además, este proyecto cuenta con el respaldo económico de la Agència Valenciana de la Innovació y la financiación de la Unión Europea, lo que garantiza su viabilidad y sostenibilidad a largo plazo.
El uso de materiales biodegradables en la construcción no solo reduce la huella de carbono de los edificios, sino que también promueve la economía circular al utilizar recursos renovables y reciclables. ¿Quién se iba a imaginar que pudiéramos aprovechar los residuos de la industria alimentaria, como las pieles de naranja?
Gracias a esta propuesta, se reduce la dependencia de materiales derivados del petróleo y se fomenta un enfoque más sostenible de la construcción. De hecho, es mucho mejor que otros que hemos analizado en ocasiones, como la lana de oveja o el bambú.
Las impresionantes ventajas de este nuevo aislante: lo querrás tener en casa
Este nuevo aislante no solo ofrece una solución innovadora y eficiente para la construcción, sino que también contribuye a la economía circular al aprovechar los residuos de la industria de los cítricos. Además, al ser biodegradable, reduce el impacto ambiental y la dependencia de materiales derivados del petróleo.
Con su desarrollo, se abre la puerta a una nueva generación de materiales de construcción más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. La versatilidad de este nuevo aislante lo hace ideal para una amplia gama de aplicaciones en la construcción.
En esta línea, van desde el aislamiento de edificios hasta la protección contra el ruido y la humedad. Su capacidad para ofrecer un alto rendimiento y su impacto positivo en el medio ambiente lo convierten en una opción atractiva para los arquitectos, ingenieros y constructores que buscan soluciones sostenibles para el futuro.
Desde el sector del aire acondicionado no tienen, precisamente, motivos para estar satisfechos. La industria ha intentado transformarse de un día para otro, y lo están consiguiendo en cierto modo. No obstante, este nuevo aislante les acaba de adelantar por la izquierda, algo que no nos sorprende viendo lo que ha sucedido estos días. ¿Sabes de qué te hablamos? De este nuevo material que producen las ovejas.
