Alemania ha cerrado una de sus mayores compras de armamento terrestre de los últimos años con la adjudicación de 200 vehículos de combate de infantería Puma por unos 4.200 millones de euros. El acuerdo se firmó en Coblenza en la agencia de adquisiciones de la Bundeswehr (BAAINBw) y será legalmente efectivo en enero de 2026.
La orden se ejecuta a través de Projekt System & Management (PSM), la sociedad que agrupa a Rheinmetall y KNDS Deutschland. El importe se reparte a partes iguales, con 2.100 millones para KNDS y 2.100 millones para la filial Rheinmetall Landsysteme. El paquete incluye, además de los vehículos, módulos de protección y contenedores de almacenamiento.
La compra amplía el marco firmado en mayo de 2023, cuando el BAAINBw y PSM suscribieron un contrato que arrancó con un primer pedido de 50 unidades. En paralelo, las empresas anticipan un nuevo ajuste contractual en 2026 para evolucionar al estándar S2, con el foco puesto en incorporar capacidades adicionales, entre ellas la defensa frente a drones.
El contrato llega en un momento de aceleración del gasto militar alemán. El 17 de diciembre, el comité presupuestario del Bundestag dio luz verde a un paquete de compras superior a 50.000 millones de euros, dentro del giro de la política de defensa tras la invasión rusa de Ucrania y en plena adaptación a las nuevas exigencias aliadas.
El empuje no se limita a los blindados. Un día después, Rheinmetall e ICEYE anunciaron un contrato de 1.700 millones de euros para suministrar datos de reconocimiento espacial a las fuerzas armadas alemanas, una señal del peso creciente de la inteligencia y la vigilancia en la modernización militar.












