La transmutación de un simple metal en oro, el elemento amarillo precioso que es muy codiciado por la sociedad, ha sido una de las aspiraciones de los seres humanos desde la época de la edad medieval. El mismo se llevaría a cabo a través de un proceso conocido como la alquimia y solo unos pocos “iluminados” conocen sus secretos. Pero ahora han hallado este Santo Grial. Veamos.
La alquimia de los metales
La alquimia fue una práctica muy antigua que tuvo su apogeo durante el Renacimiento en la Edad Media. Aunque fue un proceso que se basó en la filosofía y creencias religiosas, también creó los fundamentos de la moderna química. Entre sus propósitos estaba la creación del elixir de la vida el cual, supuestamente, era una medicina que curaría cualquier enfermedad y la piedra filosofal mediante la cual se podía alcanzar la inmortalidad.
A través de esta última también se podía hacer la transmutación de los metales, especialmente transformar material metálico en oro. Y es esta última propiedad la que la hizo muy popular entre personajes célebres como Avicena, Paracelso y el más famoso de los XVII y XVIII como lo fue Isaac Newton, quien a pesar de sus descubrimientos fue un entusiasta practicante de esta pseudociencia.
La transformación de un metal común en oro ¿es posible?
La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN por sus siglas en inglés) ha publicado en la prestigiosa revista científica Physical Review C que ha logrado crear átomos de oro a partir de otros de plomo. Aunque este proceso está muy lejos de la alquimia practicada por nuestros ancestros, sí hace una realidad un viejo sueño. Para esto, se utilizó un gran detector ubicado en un túnel.
Específicamente en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Este detector se llama A Large Ion Collider Experiment (ALICE) y estudia lo que sucede cuando se producen las colisiones entre los iones que emulan al universo en sus orígenes con el Big Bang. Estas colisiones de las partículas de plomo fragmentan estos átomos, transformándolos en un metal totalmente inesperado: en moléculas de oro.
Este proceso que recuerda en su resultado a la crisopea, que es el término utilizado para la transformación alquímica, es en realidad nuclear. El mismo se basa en que el oro está compuesto, a nivel atómico, por 79 protones y el plomo por 82 protones. Pero con el enorme campo magnético que genera el LHC al momento de producir la colisión entre los iones de plomo, se pueden extraer esos tres protones sobrantes.
Ha resultado factible la generación de intensos, aunque muy cortos, pulsos de luz que formarían átomos de oro. Este es un proceso que se conoce como disociación electromagnética, donde un fotón, al momento de interactuar violentamente con el núcleo, produce ganancia o pérdida de protones lo que equivale a transmutar de un metal a otro. Pero te reiteramos que no es alquimia sino ciencia.
¿Este oro significará que se ha erradicado la pobreza?
La verdad es que no (pero puedes mirarlo aunque no tocarlo yendo a este lugar que es el más absurdo de España), puesto que, a diferencia de lo que ofrece la alquimia, se generan por cada 174 000 millones de átomos de plomo apenas unos 89 000 de oro por lo que se necesitaría una cantidad de varios billones mayor para poder fabricar una pequeña pieza de joyería, aunque este detalle no desmerece el hallazgo científico.
Concluyendo, con este método se ha conseguido el Santo Grial que siempre buscó la alquimia, como es la transmutación del plomo en oro (aunque, por increíble que parezca, ya hay una forma de cultivar este metal precioso). Sin embargo, contrario a lo que se pudiera pensar, este descubrimiento no significa el fin de la pobreza, ya que no se produce en cantidades suficientes.












