Si la energía de Rusia no tiene salida debido a las sanciones es lógico que se acumule a la espera de ser vendida, pero el problema es donde la almacenan, porque si es en el Ártico el riesgo de colapso es preocupante al considerar la fragilidad de este ecosistema.
La energía de Rusia no tiene a donde ir por eso la enfrían
Haber invadido militarmente Ucrania le ocasionó a Rusia un conjunto de sanciones internacionales que han afectado la comercialización de sus principales productos, entre ellos el gas natural licuado (GNL), lo que ha conllevado a que buques con la carga gaseosa permanezcan varados en ciertos puertos.
Para evitar las sanciones por parte de la Unión Europea y Estados Unidos una de las medidas rusas ha sido la de implementar una flota de buques fantasmas que evadan el control y permitan localizar compradores.
Similar a la estrategia empleada con el crudo que no es comprado por los clientes habituales, los barcos cargados con el energía se mantienen en determinados puertos a la espera de un posible comprador.
Algunos de estos puertos estratégicos se encuentran en la zona ártica correspondiente a la costa oriental rusa. Específicamente, en las inmediaciones del puerto Nakhodka están atracados los buques:
- Nova Energy
- Pioneer
- Asya Energy
Por consiguiente, la ampliación de medidas sancionatorias contra el negocio ruso de GNL buscando cortar todas las rutas de comercialización ha encontrado como respuesta estratégica por parte de Putin la colocación de estos buques en una zona neurálgica: el Ártico.
Toneladas de gas fueron puestas a enfriar mientras crecen las ventas
La razón de atracar los buques cisternas rusos cargados de GNL en la zona ártica es la sustitución de los compradores europeos por otros países, por ejemplo China, que estaría aprovechando de comprar clandestinamente este combustible a precios rebajados.
De modo que, pese a las sanciones, el gas ruso sigue vendiéndose e incluso con mayores ganancias, puesto que las restricciones comerciales han conllevado a un incremento en los precios de los combustibles.
Según datos de un centro finlandés denominado Centre for Research on Energy and Clean Air, el mes pasado el país de Putin vendió volúmenes diarios de GNL por 38 millones de euros, registrándose un significativo aumento en comparación con el mes pasado.
Por otro lado, según la citada fuente, Moscú vende diariamente 65 millones de euros de GNL a través del gasoducto, es decir, casi el doble de lo que vende con su flota de buques metaneros, evidenciando así la acumulación de gas no vendido en los barcos que conforman su flota.
Cuánto puede acumularse del GNL que se queda frío literalmente
Las sanciones impuestas por las potencias de Occidente han espantado a los compradores y obligado prácticamente a almacenar el GNL no vendido en 8 buques que Rusia ha preparado estratégicamente a fin de eludir los controles marítimos y terrestres.
La estrategia de Rusia ha consistido en conformar la llamada «Flota en la sombra» transfiriendo a empresas de Dubái cuatro rompehielos y cuatro buques cisternas que atravesarán el helado mar para acceder a los nuevos países compradores de su gas. Este tipo de flora se caracteriza por operar bajo las siguientes condiciones:
- Opacidad en gestiones
- Falsificación de localización
- Nulo seguimiento con el apagado de transpondedores
Estas estrategias rusas podrían servirle para evadir las sanciones impuestas y así poder continuar con las exportaciones gasíferas, pero se desconoce el impacto que podría estar generando para el delicado ecosistema del frío mar el incremento de la navegación por estas heladas aguas.
En definitiva, el aumento en las aguas Árticas del número de buques cargados del GNL que conforma parte de la energía de Rusia sujeta a sanciones puede ser motivo de alarma, no tanto por el peligro que significa para la seguridad de la navegación la opacidad de registros, sino por el impacto que puede tener en la flora y fauna existente en este gélido hábitat.











