Coordinar a 27 naciones para implementar medidas y cambios que reduzcan la huella de carbono es una ardua tarea. Los gobiernos colaboran para alcanzar metas más ambiciosas pero, a veces, cometen errores, como la polémica que desataron las irregularidades de España con el reciclaje. Por otro lado, parece que Alemania ha provocado una catástrofe con la energía que costará mucho reparar.
La catástrofe con la energía provocada por Alemania
En 2007, Alemania estableció un programa a largo plazo para reducir la dependencia de energías no renovables que emiten gases de efecto invernadero. El mismo tuvo un efecto positivo en el aumento de fuentes renovables de electricidad como la solar y la eólica, lo que en su momento posicionó al país como líder en energías limpias.
En 2011, el desastre de la planta nuclear de Fukushima renovó la preocupación mundial de sectores que se oponen a este tipo de energía. Esta oposición siempre fue especialmente fuerte en Alemania, lo que llevó a una presión política y social que desembocó en la decisión, por parte del gobierno de Angela Merkel, de apagar progresivamente las centrales nucleares del país.
Ahora, el mismo partido que sancionó el apagón nuclear en Alemania ha publicado un nuevo programa que propone el regreso a la energía de fisión nuclear, lo que ha desatado nuevas polémicas en diferentes sectores. Este retroceso se debe a que, debido a los cambios que se han ido sucediendo con el paso de los años, el programa de 2007 ha quedado obsoleto, produciendo una costosa catástrofe con la energía.
Un error que nos ha costado caro a todos
La Unión Europea es un bloque de naciones que trabajan en metas comunes que serían imposibles de alcanzar de manera individual. Cada vez que se alcanza una de estas metas, los beneficios son compartidos por todos y nos permiten avanzar cada vez más rápido. De la misma forma, cuando alguna de las partes comete un error, las consecuencias afectan a todos los países del bloque.
El plan para apagar los reactores nucleares implicaba aumentar la dependencia del carbón y el gas a corto plazo a medida que se instalaba la infraestructura necesaria para compensar la fisión nuclear con fuentes limpias y renovables. Esto llevó a que todos los países del bloque tuvieran que importar más combustible para poder mantener un suministro eléctrico estable.
Lejos de solucionar los problemas de sustentabilidad, lo que el programa alemán consiguió fue una catástrofe con la energía que ha costado Billones a toda la UE. El rápido cambio climático sumado al riesgo de un corte en el suministro de gas a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania, ha mostrado la urgencia de soluciones a corto plazo para un país que en este momento tiene la energía más cara de Europa.
Un largo camino de vuelta
La decisión que provocó esta catástrofe con la energía es el claro ejemplo de lo que ocurre cuando un gobierno busca soluciones a corto plazo para evitar costes políticos. Ahora, mientras afrontamos una crisis energética y pagamos altos precios para importar combustibles fósiles, tendremos que evaluar la inversión necesaria para reactivar las centrales nucleares alemanas.
El nuevo plan del gobierno germano presenta su resolución como una vía para la investigación en la fusión nuclear así como otras energías renovables como el hidrógeno, pero estas tecnologías siguen en fase de desarrollo.
Será difícil invertir en más investigación al tiempo que se reconstruyen las infraestructuras necesarias para la reactivación nuclear que el gobierno ha planteado como solución inmediata para la catástrofe con la energía.
Una lección amarga
Tras el reconocimiento de la catástrofe con la energía a la que nos ha llevado el apagón nuclear, ha quedado claro que los gobiernos deben establecer prioridades claras más allá de los objetivos políticos. Con suerte, el desarrollo de tecnologías como la turbina española para reemplazar el gas natural por energía renovable ayudará a paliar las consecuencias del error de Alemania.











