Seguro en algún momento, has escuchado alguna vez cómo funciona el tema de los paneles solares en las casas. El sistema es bastante lógico. Si tienes paneles en el techo y un día de sol radiante generas más electricidad de la que puedes gastar, no tienes por qué desperdiciarla. Existe un mecanismo llamado «compensación simplificada». Esto permite inyectar esa energía sobrante de vuelta a la red eléctrica general. A cambio, te hacen un descuento en la factura. Es una forma inteligente de aprovechar recursos. Pero en las ciudades modernas quieren llevar esto aún más allá.
El problema de los autos «dormidos» y el sueño de una red inteligente
Si lo pensamos un poco, tener un auto es una de las cosas mas ineficientes que hacemos. Hay estudios que dicen que los coches pasan el 95% de su vida útil estacionados, juntando polvo y ocupando espacio. Es una locura tener una batería tan potente y cara parada allí. Sin hacer nada. Por esta razón, los ingenieros hace más de una década que están intentando buscar una solución.
Está rondando hace tiempo una misma idea. Paneles para que cuando enchufamos el auto, en vez de chupar energía, también pueda devolverla a la red cuando más la necesita. Ya se registraron más de 150 intentos en el mundo. Pero del dicho al hecho hay un trecho enorme y difícil de pasar. La mayoría de los proyectos quedaron en la nada o se mantuvieron en muestra pequeñas que no llegaron a mucho. Siempre se chocan con el mismo problema. No hay un modelo de negocio claro y la tecnología es compleja para implementar de forma masiva.
China quiere cambiar las cosas
Acá es donde entra China a cambiar por completo las cosas. Mientras el resto sigue haciendo pruebas piloto tímidas, el gigante asiático decidió ir con todo y apostar a que sus coches sean literalmente baterías para sus ciudades. El gobierno chino está desplegando una red de estaciones de carga bidireccionales con un objetivo clarísimo. Cargar los autos en las horas valle (cuando la luz es barata, generalmente de noche) y que esos millones de vehículos devuelvan la energía a la red en las horas pico, cuando el sistema está al límite. Ya arrancaron con 30 estaciones en ciudades grandes y el plan es tener 5000 listas para 2027. No están jugando.
Lo impresionante son los números que manejan. China ya tiene la flota de eléctricos más grande del mundo, con más de 40 millones de autos dando vueltas. Si logran conectar esa masa crítica, para 2030 esperan tener una capacidad de respuesta energética brutal de 1000 millones de kilovatios. Y ojo, que para el dueño del auto también hay beneficios. En las pruebas que están haciendo, un usuario puede ganar unos 1400 yuanes (casi 200 dólares o 170 euros) al mes solo por «vender» la energía de su auto en el momento justo.
¿Por qué no es tan fácil como suena?
El principal problema es económico. Un cargador de este tipo cuesta casi el triple que uno normal. Hacer que funcione de forma masiva cuesta una fortuna y si no fuera porque el gobierno chino está dispuesto a subsidiarlo, sería prácticamente imposible de lograr. Además está el factor de miedo. La batería del coche es realmente cara y es normal tener miedo a desgastarla con este método.
China vuelve a demostrar que continúa avanzando. Pasaron de ser uno de los países más contaminantes a apostar de lleno a las energías renovables y a proyectos como este. La apuesta por este tipo de carga es otra ficha más que ponen sobre la mesa. Quizás falten varios años para que esto sea algo cotidiano y masivo, pero el camino ya está marcado.











