Ni The Line, ni Neom, esta es la ciudad más futurista del planeta: atraviesa una montaña y esconde al Hijo del Cielo

Imagen autor
Publicado el: 17 de agosto de 2024 a las 17:00
Síguenos
Chongqing

El concepto de una ciudad futurista con tecnología revolucionaria integrada en cada aspecto de la vida y los edificios que la componen era, hasta hace unas décadas, sólo una fantasía propia de novelas y producciones de ciencia ficción. Hoy en día, sin embargo, países como Arabia Saudí y China sorprenden por haber hecho realidad esta fantasía, en muchos casos superando a la ficción.

La verdadera ciudad futurista está en China: el único tren del mundo que pasa al lado de tu apartamento

Mientras Arabia Saudí sigue recortando presupuesto para Neom y The Line, los ambiciosos proyectos para instalar una gigantesca ciudad futurista en medio del desierto, China lo ha conseguido desde hace tiempo. Más aún, han construido una gigantesca urbe en medio de las montañas donde viven 30 millones de personas y que cuenta tecnología de punta.

El territorio de China presenta serios desafíos para la construcción de grandes torres de apartamentos y oficinas, una necesidad vital para una nación que ha experimentado un colosal crecimiento industrial a lo largo de las últimas décadas. Esto ha sido un factor clave para que el gigante asiático desarrollara conceptos arquitectónicos revolucionarios y disruptivos.

La ciudad futurista de Chongqing se ubica en el corazón del gigante asiático, junto al río Yangtsé, donde cuenta con importante puerto. Desde la Segunda Guerra Mundial ha vivido un rápido desarrollo social, económico y tecnológico, desarrollando sistemas de transporte eficientes que atraviesan montañas y edificios residenciales y comerciales. Un centro industrial que atrae a inversores y turistas por igual.

Chongqing: la ciudad de 3000 años donde se encuentran el futuro y el pasado

La historia de Chongqing se remonta a tres milenios, hundiendo sus raíces en los inicios de la historia de China, por lo que se pueden encontrar, entre altos rascacielos y pujantes industrias, una llamativa roca llamada Shibao. Con una altura de 50 metros, corona su cima un antiguo templo conocido como El Salón del Hijo del Cielo. Cuenta la leyenda que Shibao fue dejada por Nü Wa cuando reparaba el cielo.

En el distrito de Zhongshan Silu se pueden visitar importantes sitios históricos como la residencia de Zhou Enlai, un destacado líder del Partido Comunista Chino que ocupó el lugar como residencia oficial durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Chongqing, antes de ser la ciudad futurista que es hoy, se convirtió en la capital de China a raíz de la invasión japonesa.

En contraste con estos fascinantes testimonios históricos, encontramos el inédito sistema de metro que atraviesa montañas y edificios en un trazado enfocado en el desarrollo de sistemas de transporte eficiente. La estación de Liziba se ha convertido en una atracción turística. Construida entre el sexto y octavo piso de un edificio de apartamentos, sorprende que no genere molestias a sus habitantes.

Una ciudad futurista que da ejemplo al resto del mundo: tecnologías de sostenibilidad y eficiencia

Chongqing es un importante núcleo logístico e industrial enfocado a la fabricación de productos electrónicos y automóviles. Empresas de alto renombre como Ford y General Motors han instalado fábricas en este territorio. Es, además, una de las ciudades más densamente pobladas, con 30 millones de habitantes de los cuales 18 millones se concentran en el área urbana.

No obstante, el gobierno ha implementado sistemas inteligentes de gestión energética y monitoreo ambiental para garantizar una atmósfera limpia y saludable para sus residentes. También cuenta con paneles fotovoltaicos integrados en los edificios, ofreciendo un suministro eléctrico sustentable a las estructuras de esta fascinante ciudad futurista.

La clave detrás de la ciudad futurista: los frutos de invertir en innovación y tecnología

Chongqing es considerada actualmente como la ciudad más futurista del planeta ¿Cómo lo lograron? Es sencillo comprenderlo cuando consideramos los miles de millones de dólares anuales que China invierte en energías renovables.