Frenazo histórico con la energía más renovable: nuestro vecino paraliza el proyecto más ambicioso y perdemos 1200 MW al año

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Publicado el: 4 de abril de 2024
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La energía renovable forma parte de nuestra estrategia para descarbonizar el país. Desde el European Green Deal hasta el PNIEC, todos son proyectos prometedores y ambiociosos. Sin embargo, uno de nuestros vecinos ha dado un frenazo histórico que causa preocupación más allá de sus fronteras. Hemos perdido 1200 MW al año por el mismo culpable que quiere quitarnos nuestro combustible más futurista.

España pierde 1200 MW de energía fuera de nuestro país: lo que ha sucedido

El proyecto solar fotovoltaico Tâmega, que levantó el optimismo en todo Portugal y la Unión Europea, ha sido recientemente paralizado por las autoridades del país. Se trata de la mayor planta solar de Europa, con una capacidad instalada de 1158 megavatios (MW), equivalente al 2 % del consumo eléctrico nacional .

Este macroproyecto es clave para entender el desarrollo de las energías renovables y la transición energética en la Península Ibérica. Su paralización supone un frenazo histórico a los ambiciosos objetivos de descarbonización y genera incertidumbre en el sector.

La idea era instalarlo en Portugal y generar energía que, de cualquier modo, estaría destinada al país luso. Sin embargo, cuando decimos que la hemos perdido nosotros, nos referimos a una idea muy clara. El proyecto estaba liderado por la empresa española Iberdrola.

Los detalles del proyecto: la energía sin la que nos hemos quedado

La ubicación escogida se encontraba entre los municipios de Évora y Beja, zonas con gran potencial solar por sus altos niveles de radiación. Se estimaba que la planta abarcaría una superficie de más de 1000 hectáreas, equivalentes a 1400 campos de fútbol, para que te hagas una idea de las dimensiones.

El macroproyecto solar pretendía generar hasta 1200 megavatios (MW) de energía renovable al año, lo que hubiera supuesto un gran avance en la transición energética de Portugal y ayudado al país a alcanzar sus objetivos climáticos, que era lo que se esperaba.

Se esperaba que la planta pudiera abastecer de electricidad verde a más de un millón de hogares portugueses. Además, la construcción del complejo fotovoltaico habría creado miles de empleos locales durante la fase de instalación, imagínate después cuando sumaran los de mantenimiento.

La inversión prevista era de 650 millones de euros, lo que hubiera atraído importantes recursos económicos a la región. El proyecto tenía el potencial de impulsar el desarrollo de la zona y traer beneficios económicos significativos a todo el país y al continente.

Un choque institucional casi sin precedentes en Portugal se come el proyecto

La decisión de paralizar el proyecto se tomó en marzo de 2022 por el Gobierno de Portugal, luego de una investigación y demanda presentada por la fiscalía del país. Fue una decisión polémica en su momento, pero que ahora los ciudadanos están empezando a comprender.

La fiscalía argumentó que la licencia ambiental otorgada por la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente contenía irregularidades, ya que no evaluó adecuadamente el impacto que tendría el megaproyecto solar sobre la biodiversidad de la región. La intención fue evitar especulaciones y sobrecostes, que era lo más preocupante.

En concreto, no se analizó cómo afectaría a varias especies en peligro de extinción que habitan la zona, incluyendo el águila imperial, el lince y la cigüeña negra. Tampoco se consideró suficientemente el impacto sobre el paisaje y el patrimonio cultural e histórico del Alentejo, región donde se emplazaría el proyecto.

Llegados a este punto, queda claro que no todo iban a ser avances decisivos en energía. Hay países que prefieren ir más rápido, aunque con tropezones, mientras que en España vamos más despacio, pero a paso firme. De hecho, justo hace unas semanas nos llevamos la decepción más grande de nuestra historia, con un proyecto del que la Unión Europea nos ha dejado fuera sin que nos lo esperáramos.