El Gobierno ha dado luz verde al recién ideado Plan Estratégico para el Manejo Sostenible de Residuos Radioactivos (PEMSRR), una exhaustiva guía que traza el destino de España en la clausura de sus plantas de energía nuclear a lo largo de este siglo. En este marco, se detalla minuciosamente la estrategia para la gestión de los residuos extremadamente peligrosos, considerando los métodos más eficientes y seguros para su tratamiento. Además, se aborda con meticulosidad el aspecto financiero, evaluando no solo el costo total del desmantelamiento de los reactores, sino también los mecanismos de financiamiento que respaldarán esta empresa multimillonaria, asegurando la sostenibilidad económica de dicha empresa a largo plazo.
El recién ratificado PGRR establece un cronograma firme para la clausura gradual de todas las instalaciones de energía nuclear en suelo español, programando el apagón total entre 2027 y 2035. A su vez, contempla la edificación de siete almacenes provisionales de residuos radiactivos distribuidos estratégicamente en cada una de las centrales, garantizando un resguardo temporal durante cinco décadas. Como visión a largo plazo, el plan vislumbra la creación de un Almacén Geológico Profundo (AGP), aún en fase de diseño y selección de ubicación, con el ambicioso objetivo de estar operativo para el año 2073, convirtiéndose en el destino final permanente de los desechos de alta radiactividad.
Atractivo proyecto residuos beneficiará a la siguientes generaciones
El proyecto del cementerio de energía nuclear definitivo, una suerte de vasta excavación que albergará los residuos durante milenios, no se materializará sino hasta dentro de medio siglo, según el plazo establecido de manera conjunta por el Gobierno y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa). Este lapso, aunque conservador y respaldado por experiencias internacionales, prevé que los esfuerzos para su realización se extiendan a lo largo de décadas. Sin embargo, su cumplimiento requiere la pronta activación del proceso, dada la complejidad técnica del proyecto y, sobre todo, la monumental dificultad de obtener el respaldo social y político indispensable para la elección de la ubicación del futuro almacén de desechos.
La conclusión del cementerio definitivo, una suerte de vasta excavación que albergará los residuo de la energía nuclear durante milenios, no se materializará sino hasta dentro de medio siglo, según el plazo establecido de manera conjunta por el Gobierno y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa). Este lapso, aunque conservador y respaldado por experiencias internacionales, prevé que los esfuerzos para su realización se extiendan a lo largo de décadas. Sin embargo, su cumplimiento requiere la pronta activación del proceso, dada la complejidad técnica del proyecto y, sobre todo, la monumental dificultad de obtener el respaldo social y político indispensable para la elección de la ubicación del futuro almacén para los residuos de energía nuclear.
El presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Juan Carlos Lentijo, insta a iniciar desde ahora la búsqueda del consenso social, subrayando la necesidad de establecer las estructuras de participación social esenciales. En un encuentro con la prensa, destaca que es crucial garantizar la participación de todos los grupos de interés en el proceso más delicado, que es la elección del emplazamiento del AGP. Lentijo enfatiza que este proceso no solo es de índole técnica, sino también social, requiriendo una atención especial a la construcción de la comprensión y apoyo generalizado.
En busca de la aprobación ciudadana y política: no hay consenso sobre la energía nuclear
El Gobierno argumenta que la «carencia de consenso social, político e institucional» detectada durante la tramitación del nuevo plan de residuos de la energía nuclear hizo que la opción de un único almacén centralizado fuera «inviable». Por parte del sector nuclear se señala que esto se debe a la falta de respaldo de ninguna comunidad autónoma para albergar el cementerio nuclear, a pesar haber obtenido el interés de algunos ayuntamientos. España se encuentra ahora inmersa en el gran debate sobre la ubicación de su cementerio nuclear definitivo y se prepara para implementar nuevas estrategias con el fin de asegurar el consenso social y político necesario.











