El boom de la energía renovable ha llegado a todos los países y se entiende, puesto que, a pesar de que hay que hacer una inversión inicial que siempre es costosa en la instalación y calibración de los equipos, la producción de electricidad es gratuita e ilimitada por provenir de fuentes prácticamente inagotables. Pero ahora nos hemos encontrado con un efecto inesperado. Veamos de qué se trata.
Un experimento y un resultado inesperado
La energía renovable tiene un problema, se necesitan grandes extensiones de terreno para que la generación de electricidad resulte financieramente rentable. Esto ocurre con las del tipo eólica y las fotovoltaicas. Aunque la segunda es la preferida por todos, puesto que los paneles solares no tienen partes móviles (a menos que posean mecanismos de seguimiento solar, pero ese es otro cuento).
Al contrario de los aerogeneradores eólicos. Por esta razón, requieren un mantenimiento que es mínimo y no se necesita personal especializado para realizarlo. Por ello es que la energía solar es la que más se ha masificado. Adicionalmente, los desiertos se consideran inhóspitos, pero son ideales para la instalación de un parque solar, un experimento realizado ha demostrado un efecto que es inesperado.
Cubrir el desierto con paneles solares ¿es buena idea?
Un grupo de investigadores adscritos a la Universidad de Tecnología de Xi’an de China quiso medir el impacto sobre la flora en los desiertos, de un parque fotovoltaico que estaba formado por miles de paneles solares instalados a lo largo y ancho del mismo. Y el resultado que obtuvieron fue totalmente inesperado porque se observó un auge de la flora bajo las diferentes estructuras, cuestión que creyeron no sería posible.
Para este estudio utilizaron una metodología creada por la Agencia Europea de Medio Ambiente (que es similar a la que siguió Francia en estas pruebas sobre sus lagos). La misma consiste en seguir una estructura que se denomina «Conducción – Presión – Estado – Impacto – Respuesta» (DPSIR por sus siglas en inglés). Con esta orientación estudiaron 57 factores ambientales medulares y realizaron un análisis comparativo en tres tipos de zonas.
Las cuales fueron, la zona donde se instalaron los módulos solares, el área perimétrica de la instalación sin paneles y un espacio de control donde no se realizó ninguna actividad. La cuantificación de los resultados fue de 0,4393 para la zona donde se situaron los paneles solares, 0,2858 para el área de la periferia al lado de la que contenía las placas solares y 0,2802 en el espacio de control.
Esto quiere decir que se observó que en la zona de los paneles solares había un crecimiento notable de diferentes especies de plantas, en comparación con el área del perímetro y la de control. Aunque estos resultados causaron gran sorpresa por lo inesperado, también tienen una explicación que es plausible. Y es que los paneles solares actuaron como techo protector del trozo de terreno que ocupaban.
¿Cómo ayudaron los paneles solares a que la vegetación floreciera debajo de ellos?
Para producir este efecto que fue inesperado, los módulos solares al proyectar sombra debajo de ellos, evitaron la erosión del suelo porque ayudaron a que la humedad se conservara durante más tiempo, lo que alimentó y favoreció la sobrevivencia vegetal, permitiendo que las plantas crecieran en un ambiente que es casi ideal. Así, aparte del aporte de energía limpia se dio un cambio favorable en el ecosistema del desierto.
Concluyendo, se ha observado un efecto inesperado en las áreas donde se han instalado paneles solares con el crecimiento de plantas y flora en el suelo del desierto (este efecto ya había sido observado por Francia y lo está aprovechando para producir frutas solares). Con este hallazgo, aparte de producir energía limpia se abre la posibilidad de que los suelos bajo los paneles sean fértiles.













