Desde que comenzó la tendencia de la lucha contra el cambio climático, las renovables han alcanzado un gran apogeo ya que representan una fuente cuyo proceso está libre de emisiones de gases de efecto invernadero y usan una materia prima que es sostenible y prácticamente inagotable. Pero no basta con que generen energía limpia, sino que también podrían ser medulares para evitar la extinción de la humanidad.
Lo que son las granjas solares
Son conocidas como huertos o parques solares, resultan en un montaje que se hace en una gran extensión de terreno que captura la luz solar para convertirla en electricidad. Es por ello que se conforma de muchos paneles fotovoltaicos que se acomodan en hileras para que el sol incida con gran intensidad y durante el mayor tiempo posible. Tienen la ventaja de que, una vez hecha la instalación, la energía producida es gratuita.
Este tipo de configuraciones es una gran arma en la lucha contra el calentamiento global porque no usa energía fósil en la producción de energía, por lo que no es contaminante y no libera CO2 a la atmósfera. Como no tienen piezas móviles, necesitan muy poco mantenimiento, limitándose a la limpieza de la superficie de los paneles solares con una periodicidad que depende del ambiente y el clima.
Los efectos que tienen las granjas de energía solar
La prestigiosa publicación Environmental Research Letters recientemente ha divulgado un estudio conjunto realizado por las universidades de Cornell y Colorado State, en los Estados Unidos. En el mismo se demuestra que los paneles fotovoltaicos colocados en terrenos áridos y yermos, además de producir energía, también van dando a este suelo características de fertilidad que hacen que crezcan plantas debajo de ellos.
En esa investigación se han analizado datos que fueron reunidos en un periodo de cuatro años en un parque solar que se encuentra en la localidad de Longmont, estado de Colorado (igualmente se ha dado el caso de plantas frutales que han crecido en estos campos en Francia). En este sentido, se ha verificado que la presencia de los módulos fotovoltaicos promueve el crecimiento y floración de plantas.
A través de la mejora en la retención de la humedad del suelo. Observaron que este fenómeno se debió al agua que se escurre por la estructura de los módulos y a la sombra que dan estos que minimizan el estrés hídrico y la evaporación, creando un espacio que es muy favorable para el crecimiento de la vegetación. En este sentido, los investigadores midieron los efectos de este microclima en la producción primaria neta.
Que es una variable medular en la estimación de la productividad en las plantas. Se observó que la misma experimentó un crecimiento del 20 % bajo la sombra de los paneles y de un 90 % en el límite de los paneles, área que posee una exposición al sol y sombra parciales y alternadas. Como se puede inferir, el estudio demuestra que los paneles solares no solo producen energía limpia, sino que recuperan los suelos.
Los beneficios potenciales de este estudio para el ambiente
Los estudios han dado como resultado que, aparte de la generación de energía limpia, la granja solar tiene aplicaciones que traen beneficios a las áreas semiáridas y áridas, especialmente en aquellas donde el agua es escasa. De hecho, puede revertir el proceso de desertificación y ayuda a conservar la vegetación autóctona promoviendo la relación armoniosa entre la producción de renovable y los ecosistemas existentes.
En definitiva, las instalaciones de los grandes parques solares ahora no solo producen energía limpia sino que también convierten el suelo árido, con el tiempo, en fértil (como ejemplo tenemos esta investigación que obtuvo los mismos resultados en el desierto). Pero hay más, porque en el terreno se pueden sembrar plantas nativas y también otras que sean frutales.
