España no sabe si estas islas son nuestras, y el mundo está en vilo: el conflicto es inevitable, y pinta mal

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Publicado el: 9 de julio de 2024
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España, Islas Salvajes

Existe un archipiélago del que España aún no sabe si puede ejercer su soberanía sobre él a pesar de que esta disputa tiene bastante tiempo. Sin embargo, la reclamación por la propiedad de estas islas se ha avivado en los últimos años y puede ser el inicio de un conflicto mayor. Veamos por qué.

Las islas de la discordia: ¿españolas o portuguesas?

La disputa por estas islas data de hace más de cinco siglos y se inicia, prácticamente, desde su descubrimiento en 1460, cuando el marino portugués Diogo Gómez las pisó y reclamó estas tierras para Portugal después de describirlas como yermas, sin agua dulce ni árboles.

Esta discusión estuvo en veremos por varios siglos, pero este tiempo fue aumentando la discordia entre España y Portugal. Lo cual se debió a los recursos pesqueros del área. Pero la situación se agravó cuando los lusos construyeron una cisterna en una de las islas, llevando conejos y cabras.

Cómo son y el desarrollo de la disputa: 2,7 kilómetros cuadrados que nos preocupan

Todas las islas e islotes de este archipiélago tienen en total 2,7 kilómetros cuadrados de superficie. Su localización es al sureste de Madeira a unos 290 kilómetros, mientras que de Tenerife está a 170 kilómetros de distancia al norte de este territorio. Está compuesto por tres extensiones de terreno.

Que son Ilhéu de Fora, Salvaje Grande y Salvaje Pequeña, sin contar con varios islotes. Entre todos ocupan un área que sería igual a la del principado de Mónaco. Por otra parte, carece de agua potable y no tiene vegetación, por lo que es inhabitable y siempre han estado desiertas.

Pero a pesar de estas características, han sido una perenne causa de diferencias entre España y Portugal por la soberanía administrativa sobre ellas. De hecho, es uno de los problemas diplomáticos más añejos del reino español.

Ahora ¿en que se basan ambos países para reclamar estas tierras como suyas?. Llegado a este punto, España considera que le pertenecen invocando la proximidad geográfica, puesto que están más cerca de Tenerife que de Madeira, que son los territorios externos de los dos estados.

Por su parte, Portugal argumenta su propiedad sobre ellas ya que recuerda que el descubrimiento fue hecho por un navegante portugués quien las reclamó, y así está por escrito con todo y su descripción, para Portugal. Así como por posesión ininterrumpida.

Esto último porque desde la colonización de Madeira, estas fueron incorporadas, en forma secular, al territorio de la isla. Por esta razón, Portugal ha rechazado las propuestas de España de levantar, en forma conjunta, un faro que ayude a la navegación.

Ya que con ello estaría aceptando una “soberanía compartida”. Este conflicto ha venido volviéndose más serio, por lo que el mundo está en vilo y su resolución pinta mal desde 1911, cuando el gobierno portugués solicitó el arbitraje de Gran Bretaña, el cual España rechazó.

La siguiente jugada de Portugal: el giro inesperado que puso en peligro un territorio idílico

En este contexto, por el año 1932, este estado inició la legislación sobre las islas con base a la máxima del derecho adquirido, hablando de que eran de propiedad particular y siendo una zona de caza de un banquero, que era su propietario legítimo, cuyo nombre era Luis da Rocha Machado.

Siguiendo con esta jugada, Portugal adquirió estas islas a Rocha décadas más tarde, por 1971, por una suma equivalente a 1,5 millones de dólares. Luego las reconoció como reserva natural. En 1978, este proceso fue ratificado por un decreto de la Región Autónoma de Madeira.

En conclusión, como se puede observar, la propiedad de estas islas aún no está definida a pesar de que Portugal ha ejercido soberanía sobre ellas de manera unilateral. Ahora solo queda saber la respuesta que dará España a estas acciones. Como dice el refrán: “amanecerá y veremos”.