La trampa de España con las renovables no era aumentar el peso que suponen en el mix energético, ni tampoco reducir los costes de producción para atraer inversión extranjera. Este fuente tiene una cara oculta que nos ha llevado a pedir ayuda al mismo país que tenemos sancionado. Descubre qué hemos estado haciendo y tampoco te pierdas la fábrica de energía más extraña de la historia.
Las renovables obligan a España a tomar el camino contrario: la nueva tendencia
España se ha convertido en uno de los principales importadores de gas natural de Rusia en Europa. De hecho, aproximadamente el 40% del gas que se consume en España proviene de Rusia, lo que convierte a nuestro país en muy dependiente energéticamente del país asiático.
A pesar de que en los últimos años ha habido un impulso a las energías renovables en España, la realidad es que seguimos necesitando una gran cantidad de gas para abastecer nuestro mix energético, sobre todo para usos industriales. Rusia ha aprovechado esta dependencia para convertirse en el principal proveedor de gas a España.
De hecho, esta tendencia no ha hecho más que crecer durante los últimos años. El miedo a un «invierno helado» no se acabó materializando —al menos, como todos pensábamos que iba a ser—. Eso sí, el nuestro no es el único país que ha caído en esta trampa, en Alemania están todavía peor.
Las importaciones de este combustible ruso, una trampa de las renovables
España se ha convertido en uno de los principales compradores europeos de gas natural licuado ruso. Según datos recientes, el país está gastando alrededor de 2.300 millones de euros para importar este combustible desde el país. Lo mismo sucede con otras naciones del norte de Europa que necesitan más calefacción.
La clave está en que continuamos comprando enormes cantidades de gas natural al régimen de Vladimir Putin. Se estima que las importaciones españolas representan casi un tercio de todas las compras de gas natural licuado ruso en la Unión Europea. ¿Entiendes dónde está el problema?
Esta dependencia del gas ruso pone en evidencia la debilidad energética de los países occidentales, así como la necesidad de invertir todavía más en las renovables. De cualquier modo, recuerda que España es uno de los países que más está acelerando la transición ecológica en esta línea.
La UE, preocupada: así va a cambiar la situación para no depender de una dictadura
España se enfrenta a un gran reto para acelerar su transición energética y reducir la dependencia del gas natural procedente de Rusia. A pesar de los avances en energías renovables como la eólica y la solar, estas fuentes verdes aún no cubren toda la demanda energética del país.
Dependiendo en gran medida del gas ruso es un riesgo tanto económico como geopolítico en el actual contexto de tensión con Rusia. Acelerar el despliegue de renovables permitiría a España tener una mayor independencia energética y no estar tan expuesta a las decisiones del Kremlin respecto al suministro de gas.
Para lograr este objetivo, desde la UE se propone simplificar trámites administrativos que dificultan el desarrollo de proyectos renovables. También sería clave atraer más inversión privada, nacional e internacional, en el sector de las renovables, con el fin de multiplicar la potencia instalada.
Está claro que esta trampa que hacemos con las renovables en España no iba a pasar desapercibida. ¿Qué podemos esperar desde ahora? Lo cierto es que todavía no sabemos qué sucederá con estas compras masivas de combustible por parte de España y la UE, que debe reaccionar. Pero no será ahora, ya que las instituciones comunitarias están en lucha con los ecologistas por este combustible que iba a ser el más ecológico.











