Los motores diésel se encuentran en un momento de crisis, con el combustible a un precio ya por encima del de la gasolina y en la mira de todas las regulaciones y políticas de descarbonización. Sin embargo, reemplazarlos por vehículos con etiqueta cero requiere de una gran cantidad de infraestructura e inversiones. La solución podría llegar gracias a este motor híbrido que usa gasoil e hidrógeno.
Motor diésel con etiqueta cero
El gasoil es un combustible de origen fósil que tiene una gran cantidad de aplicaciones en vehículos e industria. Se trata de un derivado del petróleo que es más denso que la gasolina y contiene hidrocarburos mucho más complejos. Esto ofrece una cantidad de contenido energético mucho mayor que la mencionada gasolina, la cual es mucho más ligera y volátil.
Por estas propiedades es que los motores diésel se emplean en maquinarias y vehículos pesados que requieren mayor fuerza y menos velocidad para poder movilizar grandes cargas. Sin embargo, no sólo producen CO2, sino que también emite grandes cantidades de óxido de nitrógeno, el cual es el principal causante de las lluvias ácidas.
Un equipo de expertos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) ha propuesto una solución para la transición de los motores diésel hacia las cero emisiones. Se trata de un motor híbrido que inyecta hidrógeno directamente en el cilindro incrementando sustancialmente la eficiencia del gasoil y, a su vez, reduciendo las emisiones de CO2 en un 90%.
Mismo motor, nuevo combustible
El hidrógeno es el combustible más prometedor de la actualidad. Inversiones de gran escala como el corredor de hidrógeno que unirá España, Alemania y Francia son prueba de que Europa avanza con todo hacia la prohibición de los motores de combustión para 2035.
Sin embargo, la infraestructura para vehículos con etiqueta cero es todavía demasiado escasa. Carecemos de estaciones con capacidad y tecnología para el almacenamiento de hidrógeno y no hay suficientes estaciones de carga para coches eléctricos. Además, el precio de estos vehículos en el mercado aún resulta demasiado elevado para el usuario promedio.
El nuevo motor híbrido que han conseguido desarrollar los expertos de la UNSW tras 18 meses de investigación consiste en un motor diésel tradicional que incorpora un sistema de inyección directa de hidrógeno. Gracias a la gestión inteligente de la mezcla de combustible basada en la estratificación, no sólo emite mucho menos CO2, sino que también emite menos óxido de nitrógeno que los mecanismos tradicionales.
Las bases para el futuro
El motor diseñado en la universidad australiana no tendrá etiqueta cero, sin embargo, sentará las bases para la implementación del hidrógeno en industrias altamente contaminantes como el transporte naval, la generación de electricidad y las maquinarias pesadas. Estos es gracias a que se podrá adaptar cualquier motor diésel con mínimas modificaciones.
El uso de esta tecnología de inyección de hidrógeno en motores diésel podría reducir el 90% de las emisiones de CO2 en sectores tan problemáticos como la minería. También significa ahorro considerable, ya que no requiere de hidrógeno de alta pureza como otros mecanismos que usan exclusivamente H2 como combustible.
El equipo está buscando ahora las inversiones para empezar su producción a gran escala. Consideran que la misma debería comenzar en un plazo máximo de dos a tres años ya que su tecnología es de aplicación sencilla y podrá tener una gran salida en el mercado a corto plazo.
Los motores híbridos son la clave
Los vehículos con pila de combustible, así como los coches eléctricos son excelentes soluciones de etiqueta cero pero que todavía enfrentan dificultades para su uso masivo. Estos nuevos motores híbridos de hidrógeno serán la clave para la descarbonización total, ayudando a preparar el terreno para producción masiva de motores libres de emisiones.
