La inteligencia artificial llegó hace décadas para cambiar nuestras vidas, pero no empezó a hacerlo realmente hasta el año 2022. El lanzamiento de ChatGPT supuso un antes y un después, aunque las cosas parecen haber cambiado. ¿Qué relación hay entre la IA y la energía? Pues que, cada vez que utilizamos una, desbordamos las previsiones de la otra (para mal, aunque proyectos como este de Islandia podrían cambiarlo todo).
La IA y la energía, dos caras de una moneda que aún no comprendemos
La inteligencia artificial se ha vuelto el Santo Grial tecnológico, pero su crecimiento desenfrenado plantea una pregunta crucial: ¿a qué costo energético? Un estudio de la Universidad Cornell revela que entrenar modelos como ChatGPT de 2021, ya consumió tanta agua como los centros de datos de Microsoft en EE. UU. en un año.
Este proceso es esencial para las IA generativas, como esta de OpenAI, cuyo entrenamiento puede consumir más de 400 megavatios-hora (MWh), suficiente para abastecer a 40 hogares estadounidenses promedio durante un año. ¿No te parece una cantidad inadmisible? En esencia, lo es.
La huella energética de la IA no termina ahí. Cada vez que una herramienta como ChatGPT genera datos, también utiliza una cantidad significativa de potencia de cálculo y, por ende, de energía. Un análisis muestra que su funcionamiento podría costar 564 MWh de electricidad al día.
ChatGPT consume tanto como un país: la realidad
Datos de la empresa francesa Shneider Electric revelan que la IA ya consume 4.3 GW de energía a nivel mundial, equivalente al consumo de algunos países pequeños. La rápida adopción de la inteligencia artificial, priorzando la rentabilidad económica al impacto ecológico, es algo que nos preocupa.
Se estima que para 2028, el consumo podría aumentar hasta 20 GW, un crecimiento del 36 %. Los centros de datos, responsables de alimentar el desarrollo de la IA, son el principal causante del desabastecimiento que, aunque todavía no percibimos, es cada vez más inminente.
Una consulta en ChatGPT cuesta el triple que una búsqueda en Google, según afirman varias consultoras especializadas. De hecho, supone un gasto mayor que mantener el ordenador encendido durante una hora completa (si le sumamos lo que ha costado entrenar esta herramienta de IA generativa).
El coste de la energía en este sentido es superior al que muchos países tienen, sobre todo, los medianos de Europa y la mayoría de los del sur asiático, África o América Central y el Sur. Obviamente, muchísimo mayor también que si lo comparamos con los Estados insulares de Oceanía.
¿Centrales nucleares para permitirnos seguir usando la IA? Esta es la propuesta
El dilema se agrava, y algunas propuestas apuntan a soluciones extremas. Según Sergey Edunov de Meta, solo se necesitarían dos reactores nucleares para cubrir la demanda generada por aplicaciones de IA para el próximo año. Las centrales nucleares emiten energía limpia y segura, pero persisten dudas sobre su funcionamiento.
De hecho, el problema no está en el coste que tiene la IA ahora, sino en el que tendrá a medio plazo (incluso corto, si nos ponemos realistas). Una cuestión que la humanidad aún no ha sabido dirimir es el tratamiento de residuos nucleares, que contaminan durante unos 24 000 años.
Empresas como Meta y Microsoft ya están considerando la energía nuclear como una alternativa para alimentar la voracidad de la IA. Aunque es una opción controversial, podría ser una medida necesaria para garantizar un suministro de energía suficiente. ¿Estamos dispuestos a aceptar este compromiso?
Como puedes comprobar, no son buenos tiempos para la IA y la energía, que aún no han aprendido a coexistir en nuestro modo de vida. El uso desmedido de la primera ocasionará un consumo de la segunda que todavía nos podemos permitir. Pero ¿qué sucederá cuando aumente de manera exponencial? Quizá habrá que recurrir a nuevas soluciones, como este aerogenerador de madera.











