En víspera de fiestas, la preocupación por los gastos extra de diciembre comienza a aumentar. Y no solo por la inversión en la mesa navideña y los obsequios, sino también por los altos montos de la factura eléctrica, que se ve fuertemente impactada por la demanda de los calefactores en pleno invierno. Por ello, toma nota de las medidas que puedes tomar para ahorrar dinero en consumo, sin sufrir el frío navideño.
Temperaturas bajas, facturas elevadas
El paisaje español ya comenzó a inundarse del fresco invernal. Los fanáticos de las temperaturas bajas empezaron a escarbar con gusto en sus guardarropas, en búsqueda de sweaters, bufandas y gorros favoritos, mientras que los más glotones evalúan alternativas de menú para palear el clima que se viene.
Entre mazapanes, roscas navideñas y chocolate caliente, el país planea hacer frente a las festividades con el calor familiar. Según el área del país en la que residas, tendrás que hacer uso de mayores o menores recursos, pues España se caracteriza por tener muchos inviernos, algunos más suaves que otros.
La presencia de las cordilleras y la cercanía con el Atlántico y el Mediterráneo diversifican los ecosistemas y condicionan de manera desigual la temperatura ambiente. Y, cuando en las proximidades del mar, en lugares como Andalucía y Cataluña, puede registrarse el descenso hasta los 14°, el frío es más castigador en sitios como Burgos o Ávila, donde alcanza el -0°.
En cualquiera de los casos, el cambio de estación demanda mayor atención en aquellas casas que comparten un factor común: el mal aislamiento térmico o la ausencia del mismo, que conlleva la búsqueda de soluciones alternativas como la instalación de sistemas de calefacción para paliar el fresco.
Como una barrera de protección ante el frío, el aislamiento se presenta como una de las principales opciones si te gusta invertir en soluciones a largo plazo y tu objetivo es dejar de pagar fortunas a las empresas proveedoras de electricidad cada invierno.
La alternativa del aislamiento térmico
Popularizada a finales del siglo XX, la aislación térmica llegó a los hogares como una medida para disminuir el uso de energía eléctrica, luego de que la crisis del petróleo despertara preocupación sobre el futuro de la ecología.
Con desarrollos como los Sistemas Integrados, disponibles para hogares y edificios, y la incorporación de novedosos materiales como la lana de vidrio y de roca, o el poliestireno y el poliuretano, la técnica comenzó a difundirse en las grandes ciudades.
En España, la Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes (AFELMA) promueve su uso como una alternativa para reducir el consumo eléctrico entre un 50% y un 80%, descomprimiendo los gastos en facturas y favoreciendo el descenso de las emisiones de CO2.
Sin embargo, desde la entidad destacaron la necesidad de verificar la correcta instalación del material y de cerciorarse de que sea funcional a la regulación de la temperatura doméstica tanto en las estaciones más frescas como en las más calurosas, siendo capaz de retener el calor interior y de mantener el frío.
Es preciso tener en cuenta también que en España la colocación del aislamiento térmico está regulada por el Código Técnico de la Edificación, por lo que su instalación debe amoldarse a estrictos requisitos que asegurarán el adecuado rendimiento del sistema.
Tips de ahorro
Además del aislamiento térmico, existen hábitos cotidianos que puedes poner en práctica para colaborar con la disminución de la demanda energética, gastar menos dinero y reducir tu aporte a la contaminación ambiental.
En primer lugar, si cuentas con calefacción instalada en tu hogar, evita programarla a temperaturas que excedan el promedio de los 18° y 19°, pues por cada grado excesivo tu consumo se incrementa en un 8%. Asimismo, recuerda apagar el sistema cuando no te encuentres en casa, para asegurarte un ahorro de entre el 10% y el 20%.
En caso de contar con radiadores, asegúrate de limpiarlos adecuadamente para que no disminuyan su rendimiento, y recuerda sacar provecho de la luz solar abriendo puertas y ventanas en el horario de mayor exposición.
Con estos pequeños cambios, no solo cuidarás tu bolsillo, sino que también promoverás el consumo consciente de las fuentes de energía, volviéndote un ciudadano activo en la lucha por la preservación del medioambiente.











