El año pasado marcó un antes y un después en la historia de la energía mundial. Ciertos países se consolidaron como potencias en la carrera por la sostenibilidad. Los datos más recientes muestran que la transición hacia energías más limpias es una realidad que está cambiando las economías nacionales. Es así que la península ibérica logró alcanzar una producción de 148 979 GWh en energías renovables. Esto representa un enorme crecimiento en relación a años anteriores. Este crecimiento puso al sur europeo en el centro de todas las miradas. Tanto positivas como negativas.
Un gigante verde en el sur de Europa
Hoy en día, la capacidad de generar tu propia electricidad sin depender de nadie es el verdadero poder. En el barrio del Mediterráneo, la competencia es feroz. Hay un actor que ha logrado sacar una ventaja que los demás miran con envidia. Mientras otras naciones vecinas luchan por ajustar sus viejas matrices energéticas, el modelo implementado en el sur de Europa ha demostrado una velocidad y una capacidad de adaptación que está marcando el ritmo para toda la región.
No se trata solo de tener sol, porque sol tienen casi todos en esta latitud. El secreto está en cómo se usa. La combinación de una ubicación geográfica privilegiada con tecnología de punta para gestionar esa energía ha creado un sistema robusto. Los expertos internacionales miran estos gráficos y ven algo más que ecología. Ven un dominio técnico abrumador. Este nivel de «superioridad energética» es tan grande frente a los competidores tradicionales de la zona que ha empezado a generar lecturas que van mucho más allá de lo económico.
Un estudio desde Teherán que cambia las cosas
Sin embargo, este éxito rotundo ha despertado suspicacias en lugares inesperados. Un estudio que fue realizado por investigadores de la Universidad de Teherán encendió las alarmas internacionales. Utilizando modelos de inteligencia artificial y redes neuronales convolucionales (CNN) analizaron la evolución energética en la región. Los científicos iraníes llegaron a una conclusión que ha dejado a muchos perplejos. Acusan a España de utilizar su superioridad energética como una herramienta para «adueñarse» del Mediterráneo.
Según la investigación, la ventaja que ha sacado España frente a países como Francia, Turquía, Grecia y Egipto es tan abismal que no puede verse solo como un éxito ambiental. El estudio sostiene que el uso de lo que denominan «energía solar cuántica» y esconde una estrategia geopolítica deliberada. Para Irán, España se está «adelantando a su tiempo y señalando al futuro». Advierten que esta posición privilegiada podría interpretarse como un intento de imponer un dominio fáctico sobre toda la cuenca mediterránea, utilizando la energía como elemento de poder.
La dificultad de copiar el modelo español
El informe iraní no se limita a lanzar acusaciones. También analiza por qué este dominio es tan difícil de contrarrestar para otras potencias. Destacan que el modelo español es extremadamente complejo de replicar en regiones como Oriente Medio o incluso en Estados Unidos. La paradoja es técnica. Aunque en Oriente Medio hay mucho sol, la excesiva irradiación y el calor extremo reducen la eficiencia de los paneles solares, algo que el clima ibérico maneja con un equilibrio mucho más favorable.
Las conclusiones logradas por la universidad de Teherán generaron un debate interesante. Mientras que en Europa se celebra el crecimiento de las energías renovables en otras partes del mundo se interpreta como una acumulación de poder estratégico. La acusación de querer controlar el Mediterráneo puede sonar algo exagerada pero puede tener sentido para quienes no están logrando los mismos resultados. Por ahora, lo único real, es que España está marcando un antes y un después en cuanto a la producción de energía limpia.











