Los paisajes insulares esconden una belleza inigualable en el planeta, desde que rodean el Ártico hasta los que se encuentran en nuestras antípodas, en plena Polinesia. Si te sorprendió conocer el misterioso tercer archipiélago español, ahora te gustará ver la isla que nadie visita y que cautivó a Napoleón. Es como recorrer playas de paraíso y conocer un azul único en el mundo, algo que todos querríamos hacer.
Un viaje en barco hacia una isla perdida en el Mediterráneo
Ubicada en el sur de Francia, frente a las costas de la ciudad de Toulon, se encuentra la maravillosa isla de Porquerolles. A pesar de su extraordinaria belleza, muy poca gente tiene el privilegio de visitar este paraíso escondido en el Mediterráneo.
Porquerolles forma parte del archipiélago de Hyères, compuesto por tres islas principales: Porquerolles, Port-Cros y la Isla de Levant. Pero sin duda, Porquerolles es la joya de la corona. Sus playas de arena blanca, aguas turquesas y naturaleza virgen la convierten en el destino perfecto para desconectar en un entorno idílico.
Sin embargo, a diferencia de otros lugares paradisíacos masificados, el acceso limitado a la isla hace que muy pocos turistas puedan disfrutar de sus encantos. Porquerolles sigue siendo uno de los secretos mejor guardados del Mediterráneo que está esperando ser descubierto.
La isla que dio cobijo a Napoleón y que hoy casi nadie visita
La isla de Porquerolles tiene una historia fascinante. Su nombre deriva de la palabra «porc», que significa cerdo en francés, ya que anteriormente la isla era hogar de numerosos cerdos salvajes. De hecho, ha tenido una lista de visitantes que es más larga de lo que creíamos imaginar.
En el pasado, Porquerolles también fue refugio de temidos piratas y contrabandistas que se escondían en sus calas y grutas. Se decía que el oro y la plata robados eran enterrados en algún lugar de la isla, aunque nunca se han encontrado tesoros.
Porquerolles está ligada a una figura histórica tan importante como Napoleón Bonaparte. Tras su derrota en la batalla de Waterloo en 1815, el emperador francés fue exiliado brevemente a esta paradisíaca isla antes de ser trasladado a la lejana isla de Santa Elena, donde pasaría sus últimos días.
Napoleón solo estuvo en Porquerolles unas semanas, pero quedó cautivado por sus paisajes. De hecho, así lo reflejó en su diario —aunque esto último ha sido debatido por varios historiadores—. Quizá, después de pasar otra parte de su vida en el Caribe, se desencantó de este tipo de entornos, pero nunca lo sabremos.
Dunas, playas de arena blanca y mar azul: un paisaje idílico frente a nuestra costa
La isla de Porquerolles cuenta con algunas de las playas y paisajes más idílicos del Mediterráneo. Una de las playas más famosas es la Playa de Notre Dame, conocida por sus aguas tan transparentes que permiten ver el fondo arenoso incluso estando dentro del agua.
Esta playa tiene arena fina y está rodeada de pinos que le dan un toque único. Otra de las grandes atracciones son las pequeñas calas escondidas entre los acantilados y sólamente accesibles en barco. Estas calas solitarias ofrecen una gran privacidad y tranquilidad.
Sus aguas de color turquesa resplandecen bajo el sol del Mediterráneo. La isla tiene extensas dunas y bosques de pinos que llegan hasta la orilla del mar creando paisajes naturales increíbles. Caminar entre los pinares olas dunas con el sonido de las olas de fondo es una experiencia mágica.
Como has visto, la isla de Porquerolles nos ha cautivado por sus enigmáticos paisajes, con playas de arena blanca y un azul que solo podemos encontrar en el Mediterráneo. Has visto por qué casi nadie la ha visitado, y es un motivo que nos cuesta comprender. De hecho, sucede algo parecido con este pueblo español que está abandonado por error, con una muralla que han sabido conservar.








