El mundo entero se ha dado cuenta de la importancia de dejar de emitir gases de efecto invernadero. En España hemos llegado a hacer grandes contribuciones para lograrlo, como este aislante español de origen vegetal. Ahora, desde Australia, llega la alentadora noticia de una nueva manera de fabricar «ladrillos de fuego» que ayudarían a reducir la contaminación y también tu factura eléctrica.
¿De qué están hechos los «ladrillos de fuego»?
La fabricación de ladrillos tradicionales conlleva una gran cantidad de inconvenientes. Para empezar, se debe extraer arcilla del suelo, lo que provoca la pérdida de ecosistemas y también de tierras útiles para el cultivo. También se requiere una gran cantidad de agua, algo especialmente problemático en pleno camino a una crisis hídrica, a lo que se suma un proceso de cocción altamente contaminante.
Un ladrillo tradicional se hace con arcilla, se moldea con miles de litros de agua y se cuece a temperaturas de entre 600º y 1200º. Para alcanzar este calor se necesitan grandes cantidades de energía, la cual proviene de combustibles fósiles, ya que las energías alternativas todavía no nos permiten calentar el material lo suficiente para que cuente con las propiedades necesarias para una construcción.
La RMIT (Royal Melbourne Institute of Tecnology), en colaboración con Visy, la empresa de reciclaje más importante de Australia, ha desarrollado una nueva fórmula que permite reutilizar desechos como cenizas y vidrio que normalmente terminan en el vertedero. Esto podría solucionar gran parte de los problemas para un elemento indispensable que se produce a razón de 1,3 billones de unidades anuales.
Menos desechos y más dinero en tu bolsillo
Los «ladrillos de fuego» desarrollados por la RMIT estarán compuestos de productos como fragmentos de vidrio demasiado pequeños para ser reciclados, neumáticos desechados y hasta los propios residuos de otras construcciones. El material resultante requiere un 20% menos de temperatura y es un 35% más resistente y duradero que los tradicionales ladrillos de cerámica.
Al ser un 20% más ligeros, requieren también un 20% menos de temperatura para alcanzar su máxima resistencia y durabilidad. Por las propiedades de los elementos que lo componen, el «ladrillo de fuego» ofrece también una mayor eficiencia en el aislamiento de una construcción. Se estima que podría abaratar un 5% el consumo eléctrico para una edificación de una sola planta.
Al reducir la temperatura necesaria en la producción, se reduce el uso de combustibles fósiles y la emisión de gases de efecto invernadero que derivan del proceso de cocción de la cerámica. También desplazaría la extracción de arcilla en favor del reciclaje, ayudando a impulsar la economía circular generando nuevos mercados y puestos de trabajo.
Un material ecológico, rentable y versátil
Uno de los aspectos más atractivos de estos «ladrillos de fuego», es que no sólo reducen las emisiones de carbono y azufre en la construcción, también rebajan los costos de fabricación del material. También, al ser más ligero, el transporte se hace menos costoso. Además, podría convertir los desechos de las construcciones tradicionales en un nuevo y valioso recurso.
El proyecto está en las últimas etapas de desarrollo e investigación y se espera una rápida adopción por parte de los fabricantes de materiales. Con unas pocas modificaciones se podría adaptar una fábrica de ladrillos tradicionales para producir «ladrillos de fuego» en poco tiempo. Esta inversión se recuperaría rápidamente gracias a la optimización de presupuesto y materias primas.
La construcción en una economía circular
Los materiales empleados en la construcción no sólo generan gases de efecto invernadero, también son una gran fuente de desechos que no pueden reutilizarse. Tecnologías como estos «ladrillos de fuego» o la nueva tendencia de las algas que se usan para la construcción son nuestras mejores alternativas para conseguir edificaciones eficientes, sustentables y más baratas.













