La seguridad vial es una de esas cosas que a menudo damos por sentadas, hasta que deja de serlo. Las normativas de tráfico están en constante evolución, buscando adaptarse a las nuevas tecnologías y a los nuevos peligros que surgen en la carretera. A veces, estos cambios son pequeños ajustes, pero otras veces implican una transformación completa de hábitos que mantuvimos durante muchos años. Esto obliga a miles de conductores a adaptarse. El objetivo final de estos cambios es salvar vidas, sin embargo, muchas decisiones generan debates.
El peligro de quedarse tirado
Quedarse tirado en la carretera es una experiencia totalmente estresante. La situación se vuelve crítica en vías rápidas como las autopistas donde la velocidad del resto del tráfico la convierte en una maniobra de alto riesgo. Las estadísticas en estas circunstancias son una preocupación constante para las autoridades, que buscan minimizar el factor de riesgo.
Durante muchos años, la solución estandarizada era bajarse del vehículo y caminar por el arcén para colocar los elementos de señalización a cierta distancia. Sin embargo, los datos de siniestralidad pusieron este protocolo en tela de juicio. El propio remedio podría ser parte del problema. Esto llevó a que se replanteen por completo los métodos. La nueva prioridad es evitar que el ocupante del vehículo ponga un pie en el asfalto, una maniobra que costó muchas vidas en 2022. Por esta razón, la señalización cambiará por completo.
El adiós definitivo al triángulo
Aquí es donde entra en juego la nueva normativa española. A partir del 1 de enero del 2026 los tradicionales triángulos de emergencia que nos han acompañado durante largos años dejarán de ser obligatorios y además estarán explícitamente prohibidos. Su uso se convertirá en motivo de sanción, con multas que pueden llegar hasta los 80 euros, la misma cantidad que se impondrá a quien no lleve el nuevo dispositivo obligatorio.
El sustituto es la nueva baliza V-16. La clave no está solo en la luz que emite sino que está en su conectividad. La nueva ley exige un modelo homologado que se conecte automáticamente a la plataforma DGT 3.0, enviando la ubicación exacta del vehículo averiado en tiempo real. Este sistema no solo alerta visualmente a otros conductores con una luz amarilla de 360 grados, sino que informa a las autoridades y a otros vehículos conectados a través de los paneles de mensaje de la carretera.
Un mercado nuevo y una norma única en Europa
Este cambio obliga a todos los conductores a adquirir el nuevo dispositivo. La DGT publicó una lista oficial y descargable de marcas y modelos que cumplen los requisitos garantizando una conectividad e al menos 12 años sin costo adicional para el usuario. Esto generó un mercado completamente nuevo y los conductores deben revisar esa lista para asegurarse que compran un aparato certificado y evitan ser sancionados.
La polémica se hizo presente. España es el único país de Europa que hizo obligatorias las luces conectadas. Esto crea una situación incómoda. Si se viaja fuera de España donde la luz V-16 no puede ser válida, se recomienda seguir llevando los triángulos de emergencia en el maletero, justo los que estarán prohibidos en el territorio nacional.
La DGT defiende el cambio asegurando que es una medida vital de seguridad. El organismo asegura que la baliza permite señalizar el peligro desde la ventanilla sin necesidad de bajarse del coche. Esto reduce enormemente el riesgo de atropellos. De hecho, la normativa ya cambió recientemente para obligar a los pasajeros a quedarse dentro del coche con el cinturón puesto si no hay un lugar seguro fuera de la calzada. Quedan pocos meses para el adiós definitivo al triángulo, un cambio que busca salvar vidas pero que generó también un negocio nuevo y un debate que sigue abierto.













