Para cumplir con los objetivos de sostenibilidad planteados para el 2030, el sector construcción ha fijado su mirada en la naturaleza y lo que nos tiene que ofrecer desde hace siglos. Como este material que no usábamos desde el Paleolítico y representa el futuro y además es un aislante perfecto. Veamos más de cerca.
La propuesta de un material para la construcción sostenible
Un estudio de arquitectura llamado Edra Arquitectura Kilómetro 0, con sede en Ayerbe, Huesca en la Comunidad Autónoma de Aragón, España, que se distingue por tener un concepto de construcción que es natural, bajo en carbono pero moderno y atemporal, ha creado un innovador material.
Para la construcción de casas ecológicas. El mismo lo han bautizado como Lana Terra y su composición está basada en lana de oveja y tierra. El desarrollo de este producto surge tras más de dos años de estudios y pruebas de eficiencia para su uso en las fachadas y paredes de una vivienda sin impacto ambiental.
¿De dónde surge la idea para crear Lana Terra?
La idea aparece buscando la solución ante una particular solicitud de construir una vivienda ecológica en la zona de Los Pirineos. La misma debía ser hecha con material natural disponible en el entorno, que fuera abundante, económico y que el proceso no emitiera gases de efecto invernadero.
Este estudio ya llevaba años creando tecnología de construcción con tierra, sobre todo de Tapia con la cual construía sus edificios con una baja huella de carbono. Por lo tanto, decidió asumir el reto y estuvo estudiando el problema poco más de dos años hasta que desarrollaron el concepto de Lana Terra.
Que fue un invento donde agregaron fibras naturales de lana de oveja en tierra combinada lo cual dio muchas mejoras técnicas en términos de resistencia. Creando así un elemento constructivo que es ligero pero muy fuerte, compatible con la actual construcción en madera.
Además, su aprovechamiento de la lana de oveja llega en un momento en que la misma ha perdido competitividad, por lo que sufre una crisis de valor. El estudio de arquitectura le ha dado una revalorización convirtiéndolo en un agregado importante para la creación de este compuesto para la construcción.
Que no solo es ecológico y con una baja huella de carbono, sino también es saludable. El mismo viene en formato de piezas prefabricadas de montaje en seco que acorta el tiempo que lleva la construcción, se producen muy pocos residuos y desperdicios de material. Igualmente, puede ser trabajado en el sitio.
Adicionalmente, permite un mejor control de calidad de la obra. Por otro lado, este material es adaptable a toda forma, escala y tipo de edificación que busque ser saludable, natural y de impacto ambiental bajo. El uso de este elemento se corresponde a la actual construcción pasiva sin emisiones de CO2.
También es un aislante térmico y acústico muy efectivo
Las bien conocidas propiedades de la lana de oveja se suman a las propiedades de alta inercia térmica de la tierra. Que se caracteriza por absorber calor durante las horas de sol liberándolo en horas nocturnas o cuando baja la temperatura, creando así un ambiente confortable y acogedor.
Esto hace innecesarios los equipos de climatización por lo que la edificación es mucho más eficiente energéticamente. Asimismo, la fibra natural ovina hace que las placas premoldeadas de este material resulten aptas para cualquier tipo de construcción aportando aislamiento térmico y acústico.
Concluyendo, el material que hemos redescubierto y que no usábamos desde el Paleolítico representa la construcción sostenible y libre de emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo que seguramente marcará un antes y un después en el sector. Muy pronto lo veremos en las nuevas edificaciones.













