El hidrógeno, en general, es un gas transparente sin color. Ahora comúnmente nos referimos a este elemento diferenciándolo por colores que no son más que un código distintivo por su forma de producción. Se ha mantenido que el de color azul se encuentra entre los más ecológicos, pero ¿será verdad?
Un estudio sobre el hidrógeno azul
En un informe publicado en la prestigiosa revista científica sobre energías verdes Energy Science & Engineering, que fue elaborado de manera independiente por académicos e investigadores de las universidades de Stanford y Cornell, de los Estados Unidos, llegan a una interesante conclusión sobre este gas azul.
Y es que realmente no tiene un papel de importancia en la transición energética que llevan adelante los países para la descarbonización del futuro. Puesto que los gases de efecto invernadero que se generan durante su producción, perjudican al ambiente un 20 % más que los emitidos por la combustión del gas natural.
Un gas cuyo proceso de producción no está exento de emisión de otros gases
A fin de poder juzgar hasta qué punto perjudica la atmósfera, veamos cómo se crea el hidrógeno azul. Este elemento es producido utilizando fuentes de energía que no son renovables ni sostenibles, generalmente el gas natural. El cual es sometido a un proceso llamado reformado de metano con vapor (SMR).
Con el fin de dividirlo en dióxido de carbono y gas. Viéndolo con mayor detalle, este método involucra un reformador que hace reaccionar el gas a una presión y temperatura muy extremas y elevadas en conjunto con metano, utilizando níquel como catalizador.
Esto produce el elemento acompañado con monóxido de carbono. Posteriormente a este último se le añade más vapor, produciendo más gas, pero esta vez con dióxido de carbono, siendo este el principal inconveniente de esta forma de producción. Para evitarlo se procede a la captura y almacenamiento del CO2.
Pero el problema de este proceso es que la captura del dióxido de carbono requiere de una tecnología compleja y que es muy costosa. De igual forma, lo concerniente al almacenamiento ya que se debe asegurar su hermeticidad lo cual es difícil por ser un gas muy volátil.
Debido a estos problemas financieros solo hay dos empresas en el mundo que lo producen comercialmente. Las cuales son una que se encuentra en Texas, Estados Unidos, y que pertenece a Air Products que se dedica a gases industriales y otra en Alberta, Canadá, que es operada por la compañía petrolera Shell.
Por otra parte, este gas es un intermedio entre el gris, cuyas emisiones van a la atmosfera, y l verde que no produce emisiones por ser de origen sostenible pero que su proceso de extracción involucra la electrólisis que requiere de equipos de muy alta tecnología y muy costosos.
Y precisamente esta es la gran mentira del hidrógeno azul y es que los gases que produce son un 20 % más perjudiciales para la atmósfera que los emitidos por combustibles fósiles. Por esta razón, se debe evitar caer en falsos ofrecimientos tecnológicos de elementos de baja contaminación sobre todo en la producción.
Las acciones a seguir por los países del mundo
Más de 40 países están aplicando diversas estrategias respecto al uso de este gas. Por ejemplo, España tiene una Hoja de Ruta del Hidrógeno donde establece la producción y uso de tres colores que son el verde, azul y gris y Japón dio el apodo de las “olimpiadas del hidrógeno» a los Juegos Olímpicos de Tokyo.
Concluyendo, el hidrógeno azul no es tan ecológico como se pensaba. De hecho, los gases de efecto invernadero que se generan durante su producción son un 20 % más dañinos para la atmosfera que los de los combustibles fósiles. Por lo que resultaría letal si no se capturan y almacenan.












