Existen muchas formas de obtener la energía que necesitamos, sin embargo, su generación no es tarea fácil puesto que, a pesar de los avances de la tecnología, hay procesos que aún se mantienen tal y como eran en el XIX y aun a principios del XX. Aunque se ha mejorado mucho la seguridad pero no lo suficiente. Como ejemplo tenemos este oscuro lado de la minería en España donde no todos los que entran vuelven salir.
La producción energética en España: aún depende en gran medida de los combustibles fósiles
Si bien España se encuentra entre los países de Europa que han implementado en mayor cantidad la energía limpia, la realidad es que gran parte de su producción depende del origen fósil. En este sentido, y de acuerdo a la International Energy Agencyl el 43 % de la electricidad generada en la península utiliza petróleo y sus combustibles derivados, así como carbón proveniente de las minas.
Aunque se tiene proyectado para el 2027 cerrar las centrales que utilizan este último, aún están en funcionamiento. En las comunicaciones oficiales se habla mucho de incrementos en los porcentajes de uso de las energías renovables, pero ellos solo contemplan la electricidad que se consume a nivel residencial y un mínimo de la industrial. Pero la mayor parte de esta última viene de los fósiles como el carbón.
El accidente en una mina de carbón: no todos los que entran logran salir de este lugar
Recientemente ocurrió un accidente en una mina de carbón de Cerredo, en la localidad de Degaña que se encuentra en la comunidad autónoma de Asturias, España. El mismo consistió en una explosión que dejó como saldo cinco víctimas fatales y cuatro personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad. Aparentemente, la explosión se debió a la deflagración de gas grisú que está compuesto principalmente de metano.
El mencionado gas se produce en las minas de carbón pero al mezclarse con el aire del ambiente, se hace potencialmente inflamable y tiende a generar violentas explosiones en espacios que no están bien ventilados. Es algo similar a lo que ocurriría en una central nuclear si fallan las bombas de agua, ocasionando un accidente nuclear (que es a lo que teme la península y por eso renuncia a esta fuente cuestión que no hace China).
Este accidente ha reavivado el debate sobre la peligrosidad de obtener combustible para las fuentes eléctricas convencionales y ha dado nueva vigencia al viejo adagio de que “no todos los que entran, vuelven salir”, refiriéndose a los diarios riesgos que corren los mineros en sus labores. Este es un tema muy delicado en momentos en que la transición energética, que nos lleva al uso de combustibles ecológicos, tiende a ser más lenta.
La mina es propiedad de Blue Solving S.L., una empresa con sede en España que fue creada en el mes de marzo del 2022. En el momento del accidente, estaba intentando reactivar la mina con el fin de explotar minerales con prestaciones altas, incluyendo el carbón, para ser usados en procesos industriales. Algunas personas denunciaron que los mecanismos de ventilación no funcionaban adecuadamente por falta de mantenimiento.
El costo en muertes que conlleva el encendido de una bombilla
Por razones de seguridad personal, en España apenas existen unas cuantas explotaciones de carbón, a pesar de que en las mismas se han extremado las medidas de seguridad, aún ocurren accidentes mortales. Sacando cuentas por producción, se tiene que cada teravatio producido, en la última década, ha significado 56 muertes por diferentes causas en las minas.
En definitiva, como dice el dicho, “no todos los que entran pueden salir”, muestra el lado oscuro de la actividad minera en España, sobre todo en el sector del carbón (lo que es un secreto a voces parecido al del bosque atómico de la península). Esta forma de energía debe ser erradicada por ser causa de gran contaminación y muertes de mineros en los sitios de extracción.













