En los años 80 un conocido fabricante presentó al público una moto futurista, sin embargo, el prototipo adelantado a su época no sobrevivió constituyéndose claramente en un fracaso, aunque si se compara con un modelo que se construyó años más tarde es posible notar claramente los avances. Veamos qué pasó.
Los amantes del motociclismo y la espera de treinta años por un pedazo de esta moto futurista
En los salones de vehículos es habitual que las marcas presenten lo que se cree serán las tendencias que dominarán el mercado en un futuro no especificado, sirviendo de oportunidad a los fabricantes para experimentar con tecnologías avanzadas inmaduras, permitiendo entre otras cosas:
- Estudiar la posible aceptación que tendría el producto
- Detectar los problemas que enfrentará la producción masiva
- Corregir las fallas de diseño
De allí que siendo una especie de ocasión de prueba y error también resulte natural que algunos prototipos sorprendan por su innovación y gusten al público, pero una vez que quieran ser llevados a la producción en serie resulte no tan fácil cumplir con lo prometido.
Este podría ser el caso de una moto futurista que fue mostrada al público en los años 80 por parte de un mítico fabricante japonés que despertó muchas ilusiones en los amantes de los vehículos de dos ruedas y que esperaron tres décadas para ver parcialmente satisfechos sus deseos.
Esto fue lo que obtuvo el reconocido fabricante de Japón: Un gran halcón que nunca voló
En el salón de Tokio de 1985 fue presentado por la prestigiosa marca un prototipo de la Suzuki Falcorustyco Concept apostando que este modelo de moto sería el que estaría vigente para 2015, siendo una experiencia en la que se produjeron tantos aciertos como desviaciones.
Aunque la marca japonesa vaticinó con mucha precisión algunos de los detalles de esta motocicleta cuya denominación hace alusión en latín al halcón de mayor tamaño que existe, en cuanto al revolucionario diseño no le fue muy bien en la predicción, puesto que al día de hoy muchos de los adelantos no se han concretado.
Entre los aciertos está lo referente a los soportes mecánicos de los basculantes delantero y trasero, por cuanto la icónica moto del futuro y el modelo de hace una década coinciden en que ambos usaban un motor tetracilíndrico de 500 centímetros cúbicos en un chasis monocasco.
Respecto al basculante delantero, el prototipo de los años ochenta no tenía la horquilla tradicional porque fue sustituida por un mecanismo que le proporcionaba dirección hidráulica controlada manualmente de forma vertical y por la parte exterior del carenado.
Se trata de una simiente que solo espera la época más conveniente para brotar y florecer
La moto futurística presentada en aquel salón de hace treinta años poseía un mecanismo de tracción total, lo cual hoy en día está algo lejos de ser una realidad, pero si se ha conseguido dotar de suspensión control electrónico a las motocicletas de última generación.
El mecanismo de suspensión electrónica es el que posibilita el control del sistema de amortiguación durante la carrera haciendo que se adapte a las preferencias del motociclista o según los requerimientos, y en esto la Suzuki se adelantó a su tiempo en cuanto a la suspensión y manejo.
El prototipo de 1985 auguró la exploración de tecnologías electrónicas y sistemas avanzados tendientes a mejorar la estabilidad y rendimiento, aunque a decir verdad esta mostró muchas más características técnicas muy avanzadas que hoy en día todavía no se aprecian en las motocicletas.
De hecho, la mayoría de las ideas futuristas que se mostraron en el diseño de la Falcorustyco Concept no fueron instaladas en el modelo de 2015 y tampoco en las actuales, tal vez por los altos costes y complejidad, lo cual puede representar un gran reto para los fabricantes.
En conclusión, la moto futurista que Suzuki presentó en el salón de Tokio de 1985 aunque para la fecha actual puede decirse que resultó un fracaso porque ningún modelo la reprodujo en su totalidad, realmente su diseño y presentación forma parte de la semilla del ecosistema de la innovación que solo espera la ocasión propicia puede germinar.
