La tierra firme siempre ha sido motivo de descubrimientos asombrosos, pero el mar resulta mucho más enigmático porque guarda secretos que se ocultan en sus profundidades. Además de que se estima que solo se ha explorado el 5% debido a las dificultades que traen su entorno y sus grandes profundidades. Entre estos hallazgos misteriosos hay uno que tiene al mundo en vilo: más de 1300 círculos en el lecho marino.
El descubrimiento en el fondo del mar que tuvo al mundo en vilo durante varios años
El Mar Mediterráneo tiene un área aproximada de 2,5 millones de kilómetros cuadrados de aguas que han sido muy poco exploradas por sus zonas que no pueden ser visitadas por submarinos comerciales por ser muy bajas pero que, a la vez, no pueden acceder buceadores humanos por ser demasiado profundas. Este punto intermedio es el área de estudio donde el equipo de Pergent – Martuini hizo un descubrimiento sensacional.
Puesto que un sonar de última generación que venían empleando para estudiar la flora y la fauna que se encontraba a una profundidad de 120 metros y para levantar un mapa topográfico del lecho marino capturó a unos 12 kilómetros de la isla de Córcega unas imágenes que resultaron asombrosas para todo el mundo. Una gran cantidad, luego se hizo un conteo que resultó en 1300 círculos que eran de una geometría perfecta.
Las características de estos 1300 círculos y cuál es su origen
Cada uno de estos 1300 círculos tiene 20 metros de diámetro y sorprende su perfección. Estos se hallan repartidos en una forma simétrica también perfecta en un área de unos 15 kilómetros cuadrados en las profundidades del Mediterráneo. Tenían un patrón muy peculiar que era parecido al de un huevo frito, en el sentido de que eran círculos claros concéntricos con un núcleo, claramente definido en el centro.
Cuyo color era mucho más oscuro. Este descubrimiento hecho en 2013 mantuvo al mundo en vilo durante varios años puesto que dio origen a toda clase de teorías que les atribuían un origen artificial y hasta extraterrestre (algo similar cuando encontraron las baldosas amarillas que llamaron “el camino a la Atlántida”). En realidad, se trataba de una formación natural que se relaciona con el clima cambiante.
Así como las condiciones marinas que evolucionaron durante los 21 000 años posteriores a la última glaciación. Estos círculos son producto de una relación natural entre las variaciones del nivel del mar y las algas ródolitos (o calcáreas). Cuando la profundidad del Mediterráneo era menor, estas algas crecieron como cúpulas por efecto de la exposición al sol que les llegaba debido a lo somero de las aguas.
Con el incremento del nivel del mar por el deshielo, dichas algas murieron y sus restos formaron anillos que poco a poco fueron perfeccionándose de forma natural por efecto de las corrientes marinas hasta llegar a las formas circulares que presentan hoy al mundo. Los restos de las más antiguas conforman la parte oscura y las más jóvenes, la parte clara de los círculos concéntricos.
Esta área tiene gran importancia ecológica y de biodiversidad
Además del interés científico que despierta esta zona de círculos desde el punto de vista ecológico, es un área que contiene una gran biodiversidad que a la vez es un ecosistema muy frágil. En la misma se encontraron especímenes muy raros en el mundo como los corales amarillos y el blenios de Zvonimir. Es por ello que parte de la zona se encuentra protegida y ya se está presionando para que toda el área entre en protección.
Como conclusión, por algunos años el mundo estuvo en vilo por el descubrimiento de 1300 círculos perfectos en el fondo del mar Mediterráneo (misterio que fue similar al de las pirámides encontradas en España). Pero estas formas geológicas tienen una explicación, ya que se trataba de figuras naturales originadas por los restos de algas y la acción de las corrientes marinas.











