Arabia Saudita viene dando que hablar desde el anuncio de dos megaproyectos que pretendían levantar dos megaciudades futuristas en medio del desierto. Se trata de Neom y The Line, esta última convertida en el foco de serias polémicas debido al impacto que tendría en comunidades nativas que viven en la región desde tiempos ancestrales.
Un futuro incierto para las megaciudades futuristas: Las petromonarquías se quedan sin su Visión 2030
El proyecto Neom fue anunciado en 2017 como parte de la Visión 2030, un plan que tiene como objetivo diversificar la economía del país para reducir su fuerte dependencia del petróleo y sus derivados. La propuesta era erigir en medio del desierto una gigantesca ciudad equipada con tecnología de punta como taxis aéreos y trenes de alta velocidad, además de estar alimentada por energías 100% renovables.
Por su parte, The Line fue anunciada en 2020 y consiste en una revolucionaria ciudad de 170km de largo y apenas 500m de largo. La misma fue pensada para ser una urbanización sin vehículos particulares, comunicada por un tren subterráneo de alta velocidad que permitiría llegar de un extremo a otro en pocos minutos. Se supone que podría albergar a un millón de habitantes.
Las dos megaciudades futuristas que, según el gobierno árabe, serían sustentables y no tendrían ningún tipo de impacto social ni ambiental, han desatado diversas polémicas y su avance sigue enfrentando tropiezos que ponen en duda su viabilidad. Entre dificultades en la financiación y las regulaciones para la logística de los materiales necesarios para la construcción, la concreción de ambos proyectos parece incierta.
Recortes en la financiación: 500 mil millones de dólares que pueden haberse perdido
Las megaciudades futuristas proyectadas por el príncipe heredero Omar Bin Salman reciben financiación estatal desde la PIF (Fondo de Inversión Pública), con un presupuesto previsto de 500 mil millones de dólares para las primeras etapas de su construcción. Este número representa nada menos que la mitad del presupuesto estatal asignado para todo el año.
Aunque el estado árabe cuenta con activos de gran valor, sus arcas vienen reportando un fuerte déficit desde que, en 2022, las autoridades tomaran la decisión de reducir la producción petrolera para incrementar el valor de mercado. Esta limitación a su fuente de ingresos más importante ha repercutido en la viabilidad de los proyectos del príncipe heredero, que ya se encuentran en revisión.
Por todos estos motivos, las autoridades han recortado los proyectos, dejando a Neom sin la planta desaladora que estaba prevista para esta etapa y limitando The Line a sólo 2,7 kilómetros, de los casi 200 con los que debería contar. Los directivos del ambicioso proyecto, sin embargo, se han mostrado optimistas y confiados, afirmando que todo esto ya estaba previsto desde un principio.
El último revés para Neom y The Line: El mundo buscaba pararlas, y quizá lo ha conseguido
Sumado a los problemas presupuestarios, las dos megaciudades futuristas de Arabia Saudita afrontan ahora un nuevo desafío, esta vez relacionado con la logística de los materiales y mano de obra necesarios para el inicio de las obras.
El contrato con la empresa DSV establecía un presupuesto de 10000 millones de dólares para el transporte y logística de los proyectos. Sin embargo, la extensión de terreno para estos megaproyectos abarcan tanto la jurisdicción de Arabia Saudita como de Egipto, que establecen una serie de regulaciones para las que DSV todavía no ha conseguido aprobación, lo que mantiene el inicio del proyecto en suspenso.
Cuando la ambición excede la viabilidad: Una reflexión sobre qué ha sucedido
Las peripecias que siguen enfrentando las dos megaciudades futuristas de Arabia Saudita demuestran la complejidad que implica la revolución tecnológica cuando las proyecciones llegan más lejos que los análisis de viabilidad. La transición hacia la sustentabilidad parece avanzar más rápido a través de proyectos de menor escala como las casas construidas con legos, más que con estos ambiciosos megaproyectos.








