Los balones no solo sirven para jugar, pues ahora constituyen la base de un nuevo aislante tan espectacular que la moda de aquí en adelante será pasar el invierno cubierto de pelotas ¿Quieres saber de quién fue la idea y en qué se inspiró? Sigue leyendo
El nuevo aislante ahora viene en balones y no es cosa de juegos
En los últimos años la preocupación general ha estado orientada hacia la construcción de edificaciones más sostenibles, lo que ha significado en algunos casos la sustitución o revestimiento del ladrillo por diversos materiales para aumentar su capacidad aislante.
Precisamente en la búsqueda de aumentar la protección de la obra de los estragos causados por factores ambientales e incrementar el ahorro energético, a una empresa argentina se le ha ocurrido ampliar el uso del aire como material aislante.
Más liviano y menos caro: la fórmula perfecta
El incremento del aire y el uso de la mitad del hormigón y un 20% menos de acero estructural conllevan a que la edificación posea un peso 40% menor que en condiciones tradicionales.
La idea que ha tenido la compañía Prenova ha sido emplear como material de revestimiento balones elaborados con material reciclado y el resultado ha sido tan efectivo que al día de hoy estiman haber cubierto 1.00.000 m2 de infraestructura.
El aislante más accesible, liviano y económico que se ha podido conseguir
Las ventajas que ofrecen los nuevos balones empleados en la construcción frente a otros materiales que podrían servir como aislantes son:
- Accesibilidad: Las esferas plásticas son fabricadas en material reciclado y están llenas de aire
- Menos peso: La densidad del aire solo es superada por otros gases.
- Económica: Aunque el aire posee menor capacidad aislante que materiales como el aerogel su nulo valor lo hacen preferible.
Estas propiedades del aire contenido en los balones, según exponen representantes de la empresa, han supuesto un descuento del 20% en los costes de construcción, así como una significativa reducción de la contaminación representada en el uso del hormigón.
El aislante que nació del interior del hueso
Luego de seleccionar los balones con un diámetro entre 28 y 42 centímetros, según la utilidad que tendrá la construcción y su exposición a factores climáticos, estos son colocados sobre la losa entre dos mallas reticuladas de acero, rellenado posteriormente con hormigón los espacios sin rellenar.
Esta idea de crear espacios aislantes con balones llenos de aire proviene de la inspiración que tuvo el arquitecto argentino Ricardo Levinton en 1997 al observar estructuras óseas, pues la colocación de esferas dentro de las mallas reticulares es similar a la porosidad de un hueso.
Otro detalle para la colocación de este aislante es que cada esfera está provista de una pequeña saliente, lo cual impide que esta se mueva al momento de realizar el vaciado de la estructura de hormigón.
Las ventajas de este nuevo material aislante quedan en el aire
La capa aislante conformada con balones algo inflados elaborados con plásticos reciclados, más la malla y el hormigón, presenta las siguientes ventajas:
- Abarata los costes al elaborarse parte de la obra con material de desecho
- Estructuras más livianas debido a la reducción del hormigón y aumento de la porosidad
- Reduce la cantidad de material contaminante, es decir, es algo más ecológica
- Presenta mayor resistencia cuando se endurece el hormigón por la adherencia entre este y el plástico
- Mayor capacidad aislante debido a la porosidad o presencia de aire en el interior de la estructura
En definitiva, son varias las razones por las que el nuevo aislante creado por la empresa argentina está causando furor en el sector de la construcción, pero sin duda es la reducción de los costes y la posibilidad de pasar un invierno con menos frío lo que hace el relleno de balones la mejor opción.
