El panel solar es el primer, y más importante, componente de un sistema fotovoltaico. Por lo que los fabricantes siempre están intentando crearlos con nueva tecnología para mejorar sus atributos. Entre las innovaciones surgió el hecho de diamante, el cual tiene sus ventajas, pero al final fue un fracaso.
El diamante como componente principal de un panel solar: ¿es buena idea?
La industria del panel solar siempre está en la búsqueda de un material que sustituya al tradicional silicio en las placas fotovoltaicas. En este sentido, está apostando por un elemento el cual mejora las propiedades de este componente, llegando a superar a la innovadora perovskita. Nos estamos refiriendo al diamante.
Este posee las mismas propiedades físicas y químicas que ofrece el silicio, pero mucho mejores. Puesto que lo supera en capacidad calorífica, resistencia mecánica y en vida útil promedio. Además, es muy eficiente en la captación, transformación y conducción de la energía térmica y eléctrica.
Las placas solares de diamante: sus ventajas respecto las convencionales de silicio
La diferencia básica de este panel solar de diamante con respecto al de silicio consiste en que los primeros tienen en su estructura una fina capa de polvo de diamante sintético. El mismo le da a la placa fotovoltaica propiedades eléctricas y térmicas que son superiores y que acabarían dejando obsoletas a las convencionales.
De hecho, cuanto más se somete a investigación este semiconductor como componente de las células solares, los científicos más se convencen de que es el sustituto ideal para el silicio. Como componente principal de estos dispositivos, puesto que mejora en gran medida su durabilidad en el tiempo.
Así como la eficiencia en la transformación de energía, que puede llegar a un asombroso 25 %. Adicionalmente, tiene una gran ancha banda prohibida que los fabricantes están ajustando utilizando dopaje. De esta forma aspiran a crear un material que sea muy óptimo para la captación y transformación de la energía solar.
El problema que puede convertirlos en un fracaso histórico: no es «diamante» todo lo que reluce
A pesar de sus ventajas sobre el silicio, también vienen con él algunos problemas. Siendo el principal el que involucra un alto costo. Para que los entiendas mejor, debes saber que el diamante sintético está hecho de una mezcla que lleva hidrogeno, carbono, dióxido de carbono atmosférico y metano.
A pesar de que estos materiales son relativamente baratos, son combinados en un proceso que se conoce como deposición química de vapor (CVD por sus siglas en inglés). Para crear la fina capa de diamante sobre el panel solar, esta mezcla se introduce dentro de una cámara de vacío y se calienta con plasma o microondas.
Este calentamiento hace que la combinación se descomponga, y los átomos se asienten en forma de una película de polvo sobre la superficie de la placa solar. El caso es que el proceso de fabricación y colocación del elemento sobre el componente resulta muy costoso en comparación con el panel solar de silicio.
De hecho, esto encarece el costo de producción de los paneles solares, el cual debe ser trasladado al usuario final. Quien prefiere comprar los tradicionales de silicio tomando en cuenta que los hechos con diamante son, aproximadamente, entre 1,5 y 2 veces más caros.
Por otra parte, hay una dificultad técnica adicional, puesto que para la fabricación se requiere de una maquinaria que es muy específica y muy costosa. Muy pocas empresas están dispuestas a hacer esta inversión, por lo que hay pocas que los ensamblan reduciendo la competencia.
En conclusión, si bien el panel solar de diamante desde el punto de vista técnico es una solución para la transición energética, su elevado costo no lo hace una buena opción. Si no se soluciona este inconveniente, podría convertirse en un gran fracaso histórico y el fin de la era fotovoltaica para él.











