Las nuevas fuentes energéticas descubiertas no siempre son buenas tanto desde el punto de vista de su peligrosidad como del financiero. Prueba de ello es esta peligrosa energía que ha llevado a la quiebra a dos países europeos y que España teme porque podría llegar muy pronto.
La peligrosa energía que llevó al borde de la quiebra a dos países europeos
Estamos hablando de la energía nuclear, la cual casi quebró a Francia y al Reino Unido, pero no por su potencial peligro de radiación o desechos contaminantes, sino por la construcción de una planta de generación eléctrica, la cual ha sufrido continuos retrasos en su entrega.
Así lo dijo el consorcio francés EDF, que lleva la construcción de la planta británica Hinkley Point C, quien ha avisado de otra demora en su culminación. Esta central debía entrar en servicio en 2024, pero ahora, si todo va bien y no surgen nuevos problemas, comenzará a generar en 2029.
Una planta nuclear que puede llegar a costar el doble de lo planteado inicialmente
Hinkley Point ha sido un desastre financiero, incluso si entrara en servicio mañana. En 2015, tenía un costo de 26.000 millones de libras, pero ahora acabaría costando unos 46.000 millones de libras. Por lo que París y Londres ya están negociando sobre cómo dividir el costo de este fiasco.
Y es que, aunque la carga recaiga sobre EDF, de la cual Francia tiene el 100 % de las acciones, el Reino Unido tendría que esperar varios años para que Hinkley Point comience a generar electricidad para el gobierno británico y así empezar a descarbonizar la red de energía eléctrica.
Un proyecto que se había anunciado que culminaría en 2035, pero que ahora no tiene fecha, ni siquiera de inicio. En este sentido, de acuerdo a la Nuclear Industry Association, con este proyecto se cubriría el 7 % de la demanda británica, lo que equivale a unos 6 millones de viviendas.
Pero con este nuevo retraso, el gobierno deberá reprogramar sus planes energéticos. Por otro lado, las causas de la debacle económica que significó Hinkley Point son muy variadas. Una de ellas es que las centrales asignadas a EDF en Francia y Finlandia tuvieron sobrecostes y retrasos por varias razones.
Asimismo, se apalancaba en un proceso de financiación que no era estable, ya que el gobierno inglés no quiso invertir dinero público. Por lo que se pasó de préstamos al 2,5 %, que era la tasa de los bonos públicos británicos, a ser financiado por EDF a un interés superior al 9 %.
Ahora es claro que los sobrecostes y retrasos en la construcción de centrales son un riesgo casi seguro en la industria nuclear. Pero no se puede admitir que estos sean causados por la decisión unilateral de un estado con respecto al financiamiento a mediano plazo.
Lo que puede hacer España para evitar caer en este error financiero si desea entrar a la era de la energía nuclear
Si bien es cierto que una de las variables financieras más críticas es que es muy difícil proyectar, de manera competitiva, los costos de la energía eléctrica, se puede poner en la mesa otra forma de financiamiento, tal y como la plantea el Reino Unido en una central llamada Sizewell.
Y es que el gobierno y sus aliados participen activamente en el proyecto y establezcan un financiamiento a través de una llamada “tasa preventiva” que llegaría a los potenciales consumidores como un pago especial en su facturación.
Como conclusión, si bien la energía nuclear puede ser peligrosa por sus consecuencias y poco saludable en el aspecto financiero, un proyecto de central bien llevado llegará a feliz término. Y esto es lo que España tiene que aprender antes de iniciar su tránsito por este camino.











