El pensamiento de capturar potencia fotovoltaica en el espacio y después enviarla por algún medio a la tierra para su aprovechamiento es una idea que tiene décadas de formulada. Ahora se hace realidad con esta revolución en energía espacial la cual ya ha orbitado 38.000 veces al planeta. Vamos a ver de que se trata.
Un experimento precursor de aprovechamiento de la energía proveniente del espacio
Investigadores de las universidades de Swansea y de Surrey, que tienen su sede en el Reino Unido, han recuperado para su estudio varias películas solares muy finas, denominadas Thin-Film Solar Cells (TFSC) las cuales habían enviado al espacio, con la colaboración del gobierno con la NASA, por allá en el año 2016.
Las mismas forman parte de un experimento que iba a tener un año de duración. Pero por distintas razones estuvieron siete largos años generando energía de manera continua, ofreciendo unos resultados tan inesperados como espectaculares. Puesto que han soportado bastante bien las condiciones del espacio.
Paneles fotovoltaicos espaciales: una gran innovación energética
Estos paneles solares han orbitado más de 38.000 veces la Tierra, produciendo energía continuamente sin que se le hayan observado deterioro físico importante. Esto podría ser un hito muy importante para allanar el camino para la construcción futura de parques fotovoltaicos en el espacio exterior.
Los cuales también serían financieramente factibles y rentables. Esto porque son mucho más eficientes y no tendrían el problema de intermitencia que aqueja a sus similares terrestres. Todo ello porque no dependerán de condiciones meteorológicas como alta nubosidad y días lluviosos.
Por otra parte, estarían capturando los rayos del sol, continuamente y de forma ininterrumpida. Adicionalmente, los módulos solares requieren en la tierra un mantenimiento de limpieza por pieza, lo cual puede resultar muy costoso sobre todo en lo concerniente a superficies que son muy extensas y amplias.
Pero en el espacio este mantenimiento no hace falta, por lo que estos costos se ahorrarían. La electricidad que ellos generen sería enviada a la Tierra en forma de microondas que serán captadas por estaciones diseñadas para tal efecto. Estas películas fotovoltaicas deben su éxito al material de que están hechas.
Puesto que su componente principal es el telururo de cadmio quien les aporta gran flexibilidad y son muy livianas en comparación con las células fotovoltaicas tradicionales. Asimismo, como son muy delgadas y ligeras pueden ser colocadas en grandes áreas sin aumentar las necesidades por peso de las naves.
Así que no se producen incrementos en los costos como de más necesidad de combustible con lo que ello implica. La pérdida de la eficiencia es mínima y son muy resistentes a la radiación ionizante lo que las hace ideales para generación de energía en proyectos y misiones en el espacio de duración a largo plazo.
El uso futuro de los módulos solares espaciales
Esta innovadora tecnología pareciera haber llegado en un momento crucial en que la demanda eléctrica está experimentando un crecimiento importante y sostenido junto con el incremento de misiones espaciales. Es una solución sostenible y sin emisión de gases de efecto invernadero.
Aprovechando una fuente de energía continua e inagotable como lo es el sol. Y así traer potencia eléctrica a la Tierra con microondas. Para esto se podrían construir grandes parques y estaciones fotovoltaicas en el espacio, cuya producción permitiría un retorno de la inversión hecha en muy pocos años.
En conclusión, queda demostrado que la energía espacial fotovoltaica no es una utopía. Puesto que estas películas solares han funcionado durante siete años durante los cuales han dado más de 38.000 vueltas a la tierra. Por lo que es una solución limpia para solventar la actual crisis eléctrica.












