Un experimento sugiere un ‘séptimo sentido’ en la mano: detectar objetos bajo la arena sin tocarlos

Imagen autor
Publicado el: 6 de diciembre de 2025
Síguenos
Un experimento sugiere un ‘séptimo sentido’ en la mano: detectar objetos bajo la arena sin tocarlos

El tacto siempre se ha contado como el sentido “de cerca”: si no hay contacto, no hay información. Pero un grupo de investigadores en Londres ha probado que, al menos en la arena, los dedos pueden sacar pistas antes de tocar nada.

El estudio, liderado entre la Queen Mary University of London y la University College London, puso a 12 voluntarios a buscar un cubo enterrado moviendo el dedo por la superficie. Acertaron en torno al 70% de las veces dentro de la distancia en la que era físicamente posible notar esas señales, y un brazo robótico entrenado para lo mismo se quedó alrededor del 40%.

Qué es el tacto remoto y por qué suena a ciencia ficción

Los autores lo llaman tacto remoto: percibir un objeto oculto sin tocarlo, gracias a cambios minúsculos de presión y movimiento en un material suelto como la arena. No es magia ni “sexto sentido”, es como cuando notas el móvil vibrar bajo un cojín aunque tu mano no lo esté tocando.

La idea no salió de la nada. En biología ya se había descrito algo parecido en aves costeras, como correlimos y chorlitos, capaces de localizar presas escondidas bajo la arena notando vibraciones muy pequeñas.

La prueba del cubo enterrado: dedos, arena y una señal antes del contacto

La tarea fue simple a propósito: mover el dedo suavemente por una caja con arena y parar cuando creías haber detectado el cubo, antes de llegar a tocarlo. Lo interesante es que muchas decisiones se tomaban “a tiempo”, como si la piel estuviera leyendo el terreno.

La psicóloga Elisabetta Versace, que dirige el Prepared Minds Lab en Queen Mary, diseñó el experimento humano junto a Laura Crucianelli, también investigadora en esa universidad. Versace lo resumió sin rodeos: es la primera vez que se estudia este fenómeno en humanos y obliga a replantear hasta dónde llega el sentido del tacto.

Humanos contra robot: detecta a veces más lejos, pero se equivoca más

Después llegó la comparación con la robótica. El equipo probó un brazo robótico con sensor táctil y lo entrenó con un modelo de inteligencia artificial pensado para aprender patrones con la experiencia, imitando el gesto de “rastrillar” arena.

La máquina, de media, podía “notar” el objeto desde un poco más lejos, pero se confundía más: marcaba cubos donde no los había. Resultado: más falsos positivos y una precisión claramente inferior a la humana en el balance final.

Para qué podría servir: del rescate a la arqueología sin destrozos

En la práctica, el tacto remoto tiene sentido justo donde la vista es mala consejera. Piensa en humo, polvo, barro o agua turbia: entornos donde ver es difícil y tocar a ciegas puede ser peligroso o destructivo.

Zhengqi Chen, doctorando del Advanced Robotics Lab en Queen Mary, apunta que estas pistas pueden guiar el diseño de herramientas y tecnologías asistivas que “amplíen” la percepción táctil. Y Lorenzo Jamone, profesor en UCL, destaca que los datos humanos ayudaron a entrenar al robot y que el robot, a cambio, aportó otra forma de interpretar lo que estaban haciendo las personas.

Lo que falta por resolver antes de hablar de un nuevo sentido

Llamarlo ‘séptimo sentido’ es un buen gancho, pero conviene no pasarse. El estudio se centra en arena, con un movimiento concreto y un grupo pequeño de participantes, así que falta saber si funcionará igual en grava, tierra húmeda o suelos compactos.

La gran pregunta es si esta sensibilidad se puede entrenar y si algunas personas la tienen más afinada que otras, como pasa con el oído musical. También queda por ver cómo traducirlo en sensores que funcionen fuera del laboratorio, por ejemplo en fondos marinos o en suelo marciano.