Más allá del superador avance que ha tenido la industria de la energía renovable a nivel global, con tecnología de última generación para comenzar a vislumbrar un horizonte más limpio y respetuoso con el medio ambiente, tal como nos muestra este emprendimiento, algunos países dueños de suculentos pozos negros quieren aun sacar provecho de la quema de petróleo. Sin embargo, la disparidad es visible, veamos por qué.
Un país latinoamericano es dueño del agujero negro más grande del mundo
En una dimensión desconocida estaríamos en presencia de un país con el nivel de vida los petroleros asiáticos, pero la Dubai latinoamericana real no es ni de cerca parecida a la comunidad árabe aun teniendo el pozo de energía negra más colosal del mundo.
Venezuela es el país latinoamericano que posee la mayor reserva mundial de petróleo en una región de 55.314 kilómetros cuadrados ubicada al este del país conocida como la Faja Petrolífera del Orinoco.
Se estima que la riqueza escondida bajo la tierra venezolana equivale a unos 300.878 millones de barriles, cuando la reserva de Arabia Saudí, uno de los países potencia en la explotación de esta energía negra es de 267.000 millones de barriles.
Con estas cifras tendría que ser la nación más poderosa del mundo en materia petrolera y sin embargo, produce doce veces menos que su principal competidor asiático. El petróleo de Venezuela ha perdido el brillo de otras épocas debido a ciertos inconvenientes de naturaleza técnica y política.
El petróleo de Venezuela no brilla como en la época dorada
La exitosa empresa descubierta en enero de 1936 por la compañía estadounidense Standard Oil of New Jersey en la Faja Petrolífera del Orinoco surgió con el primer pozo excavado al que se lo denominó «La Canoa-1», ubicado en el estado de Anzoátegui.
En su brillante etapa de producción obtenía tres millones de barriles de petróleo diarios. Pero una serie de determinaciones políticas, fraudes financieros, fracasos en las gestiones y las sanciones norteamericanas llevaron a la decadencia de la edad de oro de Venezuela.
Adicionalmente, hay que sumar los inconvenientes técnicos que posee este particular pozo de energía que posee un tipo de petróleo pesado y muy denso que requiere de metodologías de extracción y refinamiento más avanzadas y costosas que el país está lejos de asumir.
Todas estas condiciones han generado que Venezuela, en vez de estar a la cabeza del mundo en producción de petróleo hoy esté ocupando el vigésimo lugar, después de sus vecinos Colombia y Brasil solo en Latinoamérica.
El oro negro venezolano necesita tecnología avanzada para su extracción
En la actualidad, Venezuela tiene una producción de petróleo de unos 770.000 barriles al día, muy por detrás de los ocho a doce barriles diarios que producen Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudí.
Más allá de los hechos de corrupción y las crisis económicas que durante años vienen aquejando a muchos de los países latinoamericanos, los problemas estructurales que tiene Venezuela para extraer su energía negra necesitan de inversiones extranjeras y maquinarias específicas.
La producción de combustibles fósiles como el diésel o la gasolina desde este agujero negro por el momento está ralentizada, aunque se ha visto una luz de esperanza con el intermitente levantamiento de las sanciones estadounidenses y la leve reactivación del pozo petrolífero.
Sin embargo, aún queda mucho camino por transitar y no exclusivamente político sino con la ayuda de capital del exterior para poner en marcha la Faja Petrolífera del Orinoco tal como en sus viejos tiempos.
La estabilización de la economía y las gestiones serias favorecerán el ingreso de las inversiones necesarias para la reactivación de este vector de energía más importante para el país. El inconveniente que se presentará en los próximos años es el lugar a donde pongan el foco estos países cuando el petróleo se acabe. Habrá que tener una visión más amplia y sostenible con empresas renovables como esta.











